![]() |
Palacio de Gobierno de Bolivia |
Para
evitar equívocos no pretendo referirme a si en estos momentos alguno de los ex
presidentes volverá como jefe de Estado al Palacio. Sino si regresarán como
invitados de S.E. Con tantos años mirando la política nacional y participando
en ella, lo cierto es que conozco bien a los ex presidentes de Bolivia. Jaime
Paz Zamora es un amigo muy estimado y conformé su gabinete allá por los lejanos
tiempos del Acuerdo Patriótico, cuando, por obra del general Banzer, nuestro
país parecía darle la espalda a un pasado de odio. Con Tuto Quiroga, fuimos,
además de amigos, correligionarios, y transitamos juntos en los complicados
momentos de la renuncia del presidente Banzer, quien desesperó por dejar a su
muerte todo en orden para una sucesión democrática, sin dejar lugar a malas
artes. En el caso de Carlos Mesa siempre nos ha separado la política, cada cual
con sus propias razones irreductibles, y como consecuencia polemizamos
desagradablemente. Con Eduardo Rodríguez Veltzé nos une una mutua simpatía y al
general Guido Vildoso lo aprecio por honrado y patriota.
Con
esto quiero decir que conozco a los ex presidentes de Bolivia en mayor o menor
medida, que los “republicanos” me parecen gente superior, y que, por eso mismo,
cada vez me sorprendo de que concurran en rebaño al Palacio Quemado, cuando
S.E. los convoca tañendo el cencerro. No puedo entender (como diría S.E.) cómo
estos cinco señores creen que sus criterios van a ser tomados en cuenta. No
puedo entender (nuevamente) cómo pueden prestarse a la fotito, al apretón de
manos, a algunas palmadas y bromas para la tribuna, y al anuncio público de lo
exitoso del cónclave, cuando S.E. ya está planeando como apretarles el
pescuezo.
Si
no recuerdo mal, S.E. ha citado en el Palacio a los ex presidentes en dos
oportunidades. Una, para tratar sobre el tema marítimo, cuando S.E. dio el
golpe de timón que desestabilizó la embarcación que ahora nos ha llevado hasta
La Haya. Los ex mandatarios sintieron una obligación patriótica de asistir para
hacer sus aportes al tema y ahí estuvieron puntuales ante un enjambre de
periodistas. Hablar sobre el mar en Bolivia ya sabemos cómo es: todos se creen
expertos en la materia, cada uno tiene su propio punto de vista, y finalmente
todo queda en agua de borrajas. Además, que S.E. no llama a los ex presidentes
para consultarles nada sino para aprovecharse de su ingenuidad, de su candor, y
para que el pueblo aplauda su sentido democrático que lo obliga hasta a tragar
sapos neoliberales.
Sin
ir muy lejos, con su intolerancia, S.E. arremetió contra Jaime Paz hace pocos
días. Paz Zamora afirmó, con razón pero sin medir los riesgos, que durante su
gobierno no había existido muertos producidos por el Estado y que sin embargo
en las dos gestiones de S.E. ya había cerca de 70 víctimas de la represión. Eso
fue lo peor que pudo oír S.E. Fue como si le picaran los petos. Reaccionó de
inmediato culpando al ex presidente mirista de haber sido corresponsable de las
muertes de Octubre Negro por haberse quedado hasta el final con Goni. Pero,
además, como S.E. no se para en chicas, embistió contra la familia de Jaime Paz
diciendo que había querido proyectar políticamente a sus esposas, ex esposas,
hijos, hermana, y “tuti quanti”. Fue una verdadera explosión de ira que muestra
claramente cuánto le duele que le digan que su gobierno está superando al de
Sánchez de Lozada en cantidad de liquidados.
Tampoco
es nada tolerante con Tuto Quiroga porque no deja de recordarlo mal cada vez
que puede. Al margen de sus remembranzas poco amables, la justicia boliviana,
esa justicia que S.E. dice que es deficiente y que habría que arreglar, lo
tiene enjuiciado por presuntas concesiones de áreas gasíferas a empresas
transnacionales. Sabemos que esos juicios no se entablan si no están empujados
desde el Palacio. Con Carlos Mesa las cosas no son mejores, porque,
considerándolo peligroso políticamente como a los dos ex presidentes
anteriores, no deja de provocarlo y de ignorar todo lo que Mesa reclama que
hubiera hecho a favor del malhadado “cambio”, empezando por el penoso tema de los
hidrocarburos.
Con
Rodríguez Veltzé se olvidaron los misiles chinos, que eran una estupidez, y
ahora existe una buena relación, tanta que no solo representa a Bolivia en su
pleito con Chile en La Haya, sino que es también embajador en Holanda. En cuanto
al general Vildoso no hemos oído expresiones descomedidas de parte de S.E. lo
que es algo casi único, un privilegio de no creer.
¿Volverán
los ex presidentes al Palacio Quemado nuevamente? Eso, si otra vez son
convocados por S.E. Conociendo la política en cualquier momento de necesidad
los citará para consultarles sobre alguna materia peliaguda respecto a la que
ya tiene tomada una decisión. Eso sí, habrán fotos y periodistas a montones.
Pero, nos preguntamos, ¿no habrán quedado escaldados como para volver?
Manfredo Kempff Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario