domingo, 3 de noviembre de 2024

OPINIÓN | ¿Por qué son incapaces nuestros gobernantes? Por: Esteban Farfán Romero (El Marucho)

 EL DEDO EN LA LLAGA

  

¿Por qué son incapaces nuestros gobernantes?

 

 


Por: Esteban Farfán Romero[1] (El Marucho[2])

Libertad, Igualdad ante Ley, Gobierno reducido y Economía de Mercado Libre.[3]

E-Mail: elmarucho@elmarucho.com


 

«Nada hay más dañino para la democracia que una demagogia en manos de un ignorante.»

- Mario Vargas Llosa, escritor,
Premio Nobel de Literatura

«Un demagogo es alguien que predica doctrinas que sabe falsas a personas que sabe idiotas.»

- H.L. Mencken, Periodista, crítico socia,

Estadounidense, Notas de un periodista,1926
«La gran masa de hombres nace con dos derechos fundamentales: el de ser ignorada y el de ser gobernada por demagogos.»
- José Ortega y Gasset, Filósofo, español,
La rebelión de las masas,1930


En una charla con jóvenes universitarios yacuibeños sobre la actualidad política del Gran Chaco, uno de ellos hizo un comentario reflexivo sobre la pérdida de una gran oportunidad para cambiar nuestra realidad con la gran cantidad de recursos económicos por concepto de las regalías hidrocarburíferas del 45 % que recibimos, al final de su intervención hizo una pregunta que me ha dejado pensando mucho, porque lo dijo con mucho sentimiento, con dolor, con pesadumbre; ¿a qué atribuye usted que hayamos tenido todo el tiempo malos gobernantes que no supieron aprovechar la fabulosa oportunidad histórica?

 

Hay varios factores, como diez, pero hay uno de los tres más importantes que creo que fue determinante juntos a los otros dos, y es el de no contar en ese momento clave e histórico, con una clase política preparada, competente, letrada, culta, visionaria, idónea, selecta. Una clase política sin capacidad de diagnóstico, lectura, análisis, reflexión, prognosis, proyección, creatividad racional y empírica de la sociedad, que su inteligencia limitada y restringida, solo les permite reducir y sobre simplificar a frases comunes, la compleja e insondable realidad y dinámica social, política histórica, apelando a artimañas y trucos marketineros para manipular las emociones las masas.

 

Si analizamos con cuidado y detenimiento, el problema no es solo de los que gobiernan, sino también de la oposición, que, en muchos casos, los que no lograr obtener una pega, desaparecen del escenario público y político, reiterándose a sus cuarteles de invierno, para retornar meses antes de la próxima elección, para probar suerte nuevamente. Y los que quedan en posiciones de poder en el legislativo, al ser del mismo corte, sus actuaciones son muy pobres y limitadas.

 

Técnicamente, no son políticos de vocación, sino de ocasión, son simples comerciantes de la política, porque al comprobar que no hay beneficios económicos y materiales inmediatos, deciden dedicarse a otra cosa privada lucrativa, y no servir por los bienes comunes como prometieron en la campaña, dejando abandonados a los que confiaron en las urnas. Es una traición al voto ciudadano, a la confianza, a la fe pública del pueblo, que queda huérfano de representación política en los asuntos públicos.

 

El gran Maquiavelo señala que un buen príncipe debe construir su gobierno “sobre sus fundamentos”, sobre sus ideas propias, no de otros (asesores), y cuando precisa sobre las dos condiciones de la virtud y fortuna, con virtud se refiere justamente al conocimiento, habilidad, competencia, destreza, personalidad, etc., para el exitoso manejo del poder. Los asesores deben contribuir a las ideas propias del príncipe, no al revés.

 

Si usted hace un repaso de los líderes políticos de los últimos 20 años, nos damos cuenta de que todos son personas de la media gnoseológica social, para abajo. No hay nadie de la media hacia arriba. Todos improvisados, que apostaron por la política como última opción, probando suerte, porque han fracasado en sus vidas, y les ha ido bien, porque poseían actitudes de audacia, temeridad, intrepidez, comunicación, pero sin nada en la cabeza. Ninguno de ellos posee formación política técnica básica, algunas ideas programáticas, perspectiva de futuro, proyecto de sociedad, posición de sentido histórico, y mucho menos sedimento ideológico político, que le dote de norte, oriente y guie sus pensamientos, estrategias y acciones en la gobernanza, en el trípode vital del campo dinámico de la política (Estado, sociedad y mercado).

 

Justamente los premios Nobel de Economía[4] de este año, en sus prolijas investigaciones han demostrado que, junto a las instituciones, es clave la composición selecta, la calidad, legitimidad, distinción y competitividad de los líderes de la sociedad, para que progrese y se desarrolle sostenidamente en el mediano y largo plazo. Han investigado a varias sociedades a lo largo de historia, respaldando sus hipótesis con referencias empíricas pasadas y actuales.

 

Otros teóricos seminales como Popper, Pareto, Mosca, Michels, Dahl y otros, han coincidido que el éxito de una sociedad, están manos de un grupo muy pequeño de personas que se encuentra en el vértice superior de la pirámide social, dependiendo de la composición, consistencia, complejidad y características de organización de la sociedad, las capas políticas o intelectuales, son las que determinan su rumbo histórico y bienestar.

 

Volviendo al joven universitario, esta inquietud, me ha llevado a reflexionar sobre esta dolorosa realidad y escribir este artículo, sobre la (ausencia de) profesionalización de la política (unos de los grandes problemas de Yacuiba y del Gran Chaco), una reflexión crítica analítica axiológica sobre la necesidad de poseer competencia, habilidad, destreza y conocimiento en el ejercicio del poder, pues creo que este es uno de los temas que merece especial atención.

 

¿Por qué es muy importante reflexionar sobre este tema? Porque en las Ciencias Políticas, hay un concepto prevalente, crucial y transversal, que es el principio (que el mismo tiempo es un valor) de la ética de responsabilidad[5], que se basa en la idea de que los políticos al ser depositarios fiduciarios de un mandato de gobierno, deben responder por sus acciones y tomar decisiones conscientes, correctas, prudentes, siempre enfocado en el bien común, que está ligado a otros principios y valores como la honestidad, eficiencia, eficacia, transparencia, compromiso, resultados, lealtad, interés social, calidad, etc. (CPE, Art. 232)

 

¿Cómo se explica que teniendo como gobernantes a políticos con experiencia y que se autocalificaron como los mejores alcaldes en tiempo de bonanza, ahora que se acabaron las regalías, demuestran que no tienen condiciones de aptitudes y habilidades para gobernar bien atendiendo las demandas de la gente?

 

Los alcaldes Carlos Brú (MAS) de Yacuiba, Rubén Vaca (MAS) de Villa Montes y Ermas Pérez (MAS) de Caraparí, que han vuelto a ser elegidos, no pudieron demostrar las ‘pericias’ de gobernanzas muy publicitadas en sus gestiones anteriores, en tiempo normales.

 

Lo que pasa es que es muy fácil aparentar ser buen alcalde, con dinero público abundante, despilfarrando el dinero a manos llenas para crear una falsa e insostenible realidad de bonanza, al dinamizar la economía en sectores claves y estratégicos inyectando dinero en efectivo para el gasto y consumo inmediato, creando una burbuja de bienestar y comodidad.

 

Hacer Política de Verdad, no es Asunto Simple y Fácil

 

La política, entendida como la administración y dirección de los asuntos públicos, ha sido desde sus orígenes un ámbito que exige tanto habilidades prácticas como conocimiento teórico para garantizar el bienestar de la sociedad. Sin embargo, en la actualidad, la profesionalización de la política se enfrenta a grandes desafíos. La creciente complejidad de los problemas sociales, económicos y ambientales demanda que los líderes políticos posean competencias técnicas y un conocimiento especializado para abordar eficazmente estos temas.

 

La profesionalización de la política implica dotar a los gobernantes de una formación que trascienda las habilidades retóricas o el carisma personal, orientándose hacia una capacitación estructurada en principios de ética, políticas públicas, economía y administración.

 

La política moderna enfrenta desafíos cada vez más complejos, desde la gestión de crisis económicas hasta el cambio climático y la gobernanza digital. En este contexto, la política requiere de líderes capacitados y comprometidos, capaces de analizar problemas desde una perspectiva técnica y ética. La profesionalización de la política, entendida como la preparación rigurosa y constante de los líderes en áreas fundamentales, surge como una necesidad impostergable.

 

La idea de que “cualquiera puede gobernar” en una democracia es un malentendido y profunda distorsión que ha generado consecuencias muy preocupantes, y este artículo pretendo explorar por qué el conocimiento y la competencia son pilares esenciales para un ejercicio político responsable y eficaz.

La Política como Profesión: Un Llamado a la Competencia y el Conocimiento

 

Para concebir la política como una verdadera profesión, es necesario reconocer que la capacidad de gobernar requiere de competencias especializadas. Max Weber, en su obra "La Política como Vocación", distingue entre el político que se dedica al oficio con una ética de responsabilidad y aquel que se limita a “hacer política” sin compromiso real con el bienestar colectivo. Según Weber, el político profesional es quien se dedica al servicio público con una preparación que le permite entender y gestionar los asuntos del Estado de manera ética y técnica. Este político asume que sus decisiones impactan la vida de los ciudadanos, y por ello actúa con una combinación de vocación y competencia profesional.

 

La profesionalización de la política implica que quienes accedan a cargos de poder y decisión deben poseer conocimientos específicos en áreas como la administración pública, la economía, el derecho y la ética. La política, en este sentido, debería abordarse con el mismo rigor que otras profesiones en las que la falta de preparación podría llevar a resultados desastrosos. Al igual que un médico requiere una sólida formación para ejercer la medicina, un político debería pasar por un proceso formativo que le proporcione los conocimientos y habilidades necesarios para enfrentar los desafíos contemporáneos de la gobernanza.

 

Concebir la política como una profesión significa entender que el liderazgo no solo depende de la voluntad o popularidad, sino de un conjunto de habilidades, conocimientos y valores que deben cultivarse y perfeccionarse con el tiempo. El filósofo alemán Jürgen Habermas sostiene que la democracia requiere una “ética de la comunicación” y una “racionalidad deliberativa”, lo cual exige que los líderes políticos no solo sean competentes en sus áreas, sino que también posean la capacidad de dialogar y deliberar racionalmente con otros actores de la sociedad. Esta habilidad de comunicación ética y deliberativa es el resultado de un proceso formativo que no se adquiere de forma espontánea, sino que demanda un aprendizaje continuo.

 

La política profesional no es un acto aislado, sino una vocación en la que el líder se compromete a actuar bajo una “ética de la responsabilidad”. En este sentido, el político profesional debe entender que su rol no solo es temporal, sino que impacta profundamente en la estructura y estabilidad de la sociedad. La política, entonces, es una profesión en la cual se necesitan tanto conocimientos técnicos como una ética sólida y el compromiso de servir a la comunidad.

 

La Crisis de la Afición y el Populismo en la Política

 

El acceso de personas no calificadas a cargos de poder ha dado lugar a lo que podríamos denominar una “crisis de la afición”. Esta crisis se manifiesta en la proliferación de líderes populistas y carismáticos que, sin preparación adecuada, prometen soluciones rápidas a problemas complejos, simplificando las políticas a eslóganes y promesas emotivas. Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado en la ciencia política, especialmente en contextos de inestabilidad social, donde el “populismo” apela a las emociones de las masas en lugar de basarse en un programa coherente de políticas públicas. El politólogo Cas Mudde advierte que el populismo prospera en contextos donde la política profesional y técnica se percibe como ajena o ineficiente, llenando este vacío con discursos simplistas y personalistas.

 

La política aficionada, es decir, aquella que no requiere competencia técnica, se convierte en un terreno fértil para el populismo y la demagogia, donde las decisiones son tomadas más por razones electorales que por un análisis racional y técnico. La falta de profesionalización lleva a que se implementen políticas sin fundamentos claros, generando consecuencias que pueden profundizar los problemas en lugar de resolverlos. La profesionalización de la política, entonces, es una respuesta necesaria para evitar que los líderes caigan en soluciones populistas que, aunque atractivas a corto plazo, resultan insostenibles y dañinas a largo plazo.

 

La Crisis de la Política No Profesional: Desinformación y Decisiones Sin Fundamento

 

Uno de los principales problemas de la falta de profesionalización en la política es la tendencia a tomar decisiones sin fundamentos adecuados o, en algunos casos, basadas en desinformación o ideas populares pero incorrectas. Cuando el ejercicio de la política se convierte en un espacio para personas no capacitadas, el riesgo de implementar políticas sin fundamento técnico ni evidencia aumenta, y los ciudadanos terminan siendo afectados por políticas mal estructuradas que no cumplen sus objetivos.

 

En muchos países, por ejemplo, se ha visto cómo los líderes promueven políticas basadas en prejuicios o en ideas simplistas sobre economía, salud o educación. La ausencia de una formación en políticas públicas y análisis de datos lleva a decisiones erradas, donde los costos son altos y los beneficios son mínimos o inexistentes. Esto no solo afecta la eficiencia del gobierno, sino que también mina la confianza de los ciudadanos en las instituciones, al generar un ciclo de promesas no cumplidas y expectativas frustradas.

 

La Falta de Profesionalización y el Problema de la Improvisación

 

La política sin profesionalización también tiende a la improvisación. En lugar de tomar decisiones informadas y sustentadas en estudios previos, los líderes no capacitados a menudo reaccionan ante los problemas de forma reactiva y no planificada. Esto ocurre especialmente en situaciones de crisis, donde la ausencia de un conocimiento adecuado en áreas críticas como economía, salud pública o derecho internacional puede tener consecuencias devastadoras. En estos casos, la improvisación no solo implica un riesgo para la estabilidad de un país, sino que puede afectar la vida y el bienestar de millones de personas.

 

En la gestión pública, la planificación y el diseño de políticas a largo plazo son esenciales. La improvisación es enemiga de una política pública efectiva y, sin una formación adecuada, los líderes políticos tienden a responder a los problemas de forma inmediata y sin una visión de sostenibilidad. Esto no solo resulta en decisiones ineficaces, sino también en gastos y recursos desperdiciados, que terminan incrementando la deuda pública y afectando la economía nacional.

 

La Profesionalización como Requisito Sine Qua Non para la Gobernanza en Sociedades Complejas, como la Actual

 

El sociólogo Anthony Giddens introduce el concepto de “sociedades reflexivas” en las que los ciudadanos demandan mayor transparencia, responsabilidad y competencia por parte de sus gobernantes. En este tipo de sociedades, donde la información es accesible y la opinión pública se forma de manera rápida y crítica, la improvisación y la falta de preparación de los líderes no pasan desapercibidas. La sociedad moderna exige una gobernanza basada en el conocimiento y en el análisis de datos, ya que las políticas deben estar fundamentadas en evidencia para ser efectivas y ganar la confianza de los ciudadanos.

 

A medida que las sociedades se vuelven más complejas, la política debe responder a una variedad de temas especializados que requieren conocimientos avanzados y capacidad de análisis. Por ejemplo, la política medioambiental requiere una comprensión profunda de la ciencia climática y de los acuerdos internacionales; la política económica demanda conocimiento de teoría económica y análisis financiero; y la política de salud pública depende del entendimiento de la epidemiología y la gestión de crisis sanitarias. Sin una profesionalización adecuada, los líderes políticos carecen de las herramientas necesarias para gestionar estos temas de manera efectiva. 

 

La Profesionalización y la Innovación en Políticas Públicas

 

La profesionalización de la política no solo se trata de evitar errores, sino también de fomentar la innovación en políticas públicas. La capacidad de generar políticas innovadoras y de adaptarse a los cambios requiere un conocimiento amplio y la disposición de experimentar con nuevos enfoques basados en evidencia. En países donde la política se ha profesionalizado, es posible observar una mayor innovación en áreas como la sostenibilidad ambiental, la economía digital y la equidad social. Los líderes profesionales están mejor preparados para implementar políticas de vanguardia y para adaptarse a los cambios globales, lo que fortalece a las sociedades frente a los desafíos del siglo XXI.

 

La innovación en políticas públicas también depende de una comprensión profunda de las mejores prácticas y de la experiencia de otros países. La política profesional fomenta el estudio de casos exitosos y la colaboración internacional para mejorar la calidad de las políticas implementadas. Sin embargo, cuando la política se ejerce sin una profesionalización adecuada, es común que los líderes rechacen las innovaciones y se limiten a repetir modelos caducos que no responden a las necesidades actuales de la sociedad.

 

Críticas y Desafíos en la Implementación de la Profesionalización Política

 

Aunque la profesionalización de la política es una meta deseable, también enfrenta desafíos y críticas. Algunos críticos argumentan que la profesionalización podría alejar a los políticos de la realidad social, creando una “élite tecnocrática” desconectada de las necesidades reales de los ciudadanos. Esta crítica plantea la necesidad de que la profesionalización de la política no sea un proceso cerrado, sino que incluya la participación de diversos sectores de la sociedad y mantenga un contacto constante con la realidad.

 

Además, es importante considerar que la profesionalización de la política no debe ser un sustituto de la representatividad y la democracia participativa. Si bien los líderes deben estar capacitados, la política también necesita mantener un vínculo directo con las comunidades y asegurar que las decisiones reflejen las necesidades y aspiraciones de la población. La profesionalización debe entenderse como una herramienta para fortalecer la democracia y no como un fin en sí mismo.

 

La Necesidad de un Código Ético y de Valores en la Política Profesional

 

Un aspecto crucial en la profesionalización de la política es la creación de un código ético que guíe la conducta de los políticos en su ejercicio de poder. La profesionalización debe estar acompañada de valores éticos que promuevan la integridad, la transparencia y el compromiso con el bien común. Sin un código ético sólido, la profesionalización corre el riesgo de convertirse en una herramienta de elitismo en lugar de una mejora en la gobernanza.

 

El filósofo Hans Jonas, en su obra "El Principio de Responsabilidad", argumenta que los líderes deben actuar con una ética de responsabilidad hacia las futuras generaciones. Esta idea es fundamental en la política profesional, ya que la toma de decisiones debe orientarse no solo hacia los resultados inmediatos, sino también hacia el impacto a largo plazo en la sociedad y el medio ambiente. La ética y la profesionalización de la política deben ir de la mano para que los líderes no solo sean competentes, sino también comprometidos con un futuro sustentable y justo.

 

Hacia una Educación y Formación Integral en Política y Gobernanza

 

Para lograr una verdadera profesionalización, es crucial establecer programas de formación y educación para los futuros líderes políticos. La política profesional debe incluir una combinación de disciplinas que aborden la complejidad del gobierno en todas sus dimensiones. Algunas áreas esenciales incluyen:

 

1) Teoría y Filosofía Política: La comprensión de la historia de las ideas políticas, de los principios democráticos y de la ética permite que los políticos formulen sus decisiones con un sentido ético y de justicia. Conocimiento de pensadores como Aristóteles, John Locke, Hannah Arendt y John Rawls aporta una base filosófica que fortalece la capacidad de razonamiento crítico en la toma de decisiones.

 

2) Economía y Políticas Públicas: La economía y las políticas públicas son áreas imprescindibles en la política moderna, ya que la distribución de los recursos y la planificación estratégica dependen de conocimientos técnicos específicos. Un político sin formación en economía puede desconocer los efectos de sus decisiones fiscales, por lo cual este conocimiento es crucial para gestionar presupuestos, impuestos y gastos públicos.

 

3) Administración Pública y Derecho: La administración pública proporciona herramientas para gestionar de manera efectiva los recursos del Estado, y el derecho aporta el marco normativo y las limitaciones que un líder político debe respetar. La combinación de estas áreas permite a los políticos comprender los procedimientos de la burocracia, las normativas y sus límites de acción.

 

4) Ética y Responsabilidad Pública: La profesionalización de la política no solo implica conocimientos técnicos, sino también una formación ética. Es fundamental que los líderes se enfrenten a la responsabilidad de sus decisiones y al impacto que estas tienen en la vida de los ciudadanos. La ética en la política exige transparencia, responsabilidad y el compromiso de anteponer el bien común sobre intereses particulares.

 

Crítica de la Falta de Profesionalización y sus Consecuencias

 

La ausencia de profesionalización en la política tiene consecuencias graves para la estabilidad y el bienestar de una sociedad. Los líderes no preparados tienden a implementar políticas públicas con poca comprensión de sus efectos, y la improvisación suele derivar en un incremento de problemas sociales y económicos. Esta falta de profesionalización se convierte en un círculo vicioso donde, ante los fracasos y descontentos, los ciudadanos buscan nuevas figuras carismáticas que, en muchos casos, tampoco poseen las competencias necesarias para gobernar eficazmente.

 

El filósofo y sociólogo Pierre Bourdieu ha criticado el uso de la política como un campo donde la competencia se mide por la popularidad en lugar de por la capacidad técnica. Bourdieu observa que, en las sociedades modernas, la política se convierte en un espectáculo donde las figuras públicas son seleccionadas por sus habilidades de persuasión en lugar de por sus capacidades para diseñar e implementar políticas efectivas. Esta politización sin competencia técnica no solo lleva a errores de gestión, sino que también socava la confianza de los ciudadanos en el sistema político, lo cual resulta en apatía, descontento y, eventualmente, en crisis institucionales.

 

Propuestas para la Profesionalización de la Política

 

Para revertir este ciclo de afición y populismo, es necesario adoptar una serie de medidas que promuevan la profesionalización de la política:

 

1) Formación y Experiencia Obligatoria para todos los Candidatos: Instituir programas de formación básica en políticas públicas, administración y ética para quienes aspiren a ocupar cargos públicos. Estos programas deben estar orientados a garantizar que los candidatos tengan conocimientos básicos en áreas esenciales para la gobernanza.

 

2) Institucionalización de Escuelas de Gobierno: Las escuelas de gobierno y administración pública deben ser instituciones de referencia para la formación de los futuros políticos. Al igual que los médicos pasan por una residencia, los políticos podrían participar en programas de formación práctica que los preparen para asumir responsabilidades.

 

3) Evaluación y Certificación de Competencias: Introducir evaluaciones que certifiquen las competencias técnicas de los candidatos y funcionarios públicos. Aunque la democracia implica igualdad de derechos, el ejercicio de cargos públicos debería estar sujeto a una evaluación mínima de conocimientos para garantizar que quienes gobiernen tengan las habilidades necesarias.

 

4) Fomento y Promoción de la Ética y la Responsabilidad Social: Desarrollar programas de ética y responsabilidad social dentro de los planes de formación, de modo que los políticos comprendan las implicaciones éticas de sus decisiones y se comprometan con el bienestar colectivo. Esto puede incluir cursos en ética, liderazgo ético y responsabilidad pública.

 

5) Transparencia y Rendición de Cuentas: La profesionalización de la política también debe incluir mecanismos de rendición de cuentas que permitan a los ciudadanos evaluar el desempeño de sus líderes. La transparencia en la gestión y la evaluación periódica de las políticas implementadas fomentan un entorno en el cual la competencia se mide no solo por el conocimiento, sino también por los resultados.

 

6) Mecanismos de Evaluación y Control de Calidad: Instituir evaluaciones regulares de desempeño que midan la eficacia de los políticos y su conocimiento en áreas específicas de gobernanza. Esto permitiría a los ciudadanos conocer el nivel de competencia de sus representantes y fomentar una mayor transparencia en el ejercicio político.

 

7) Incorporación de la Ciudadanía en el Proceso de Profesionalización: La profesionalización de la política debe involucrar a la ciudadanía, fomentando espacios de diálogo donde los líderes puedan escuchar las necesidades de la población. Esto garantizaría que el conocimiento técnico no esté desconectado de la realidad social.

 

Lo que Recomiendan Algunos Expertos en el Tema

 

Para fundamentar la importancia de la profesionalización de la política y la necesidad de un conocimiento profundo para gobernar, podemos recurrir a las reflexiones de influyentes pensadores y filósofos que han analizado el valor del conocimiento y la ética en el ejercicio del poder.

 

Estas rápidas citas referenciales y argumentos ilustran la relevancia de una política informada y comprometida con el bien común.

 

Platón: El Gobierno de los Sabios

 

Uno de los primeros y más influyentes filósofos en plantear la necesidad de que el conocimiento guiara la política fue Platón. En "La República", Platón introduce la idea de los filósofos-reyes, argumentando que solo aquellos con un conocimiento profundo del bien, la justicia y la verdad deberían gobernar. En su célebre frase, Platón sostiene: “Hasta que los filósofos no gobiernen en los estados, o aquellos a quienes llamamos reyes y soberanos no se vuelvan genuinos y adecuadamente filósofos, y el poder político y la filosofía no coincidan, no habrá descanso para los males de los estados, ni tampoco, creo yo, para los males de la humanidad”. Para Platón, la política es un ámbito que debe estar basado en la sabiduría y el conocimiento, pues solo aquellos que han dedicado sus vidas a la búsqueda del bien común pueden tomar decisiones justas y responsables.

 

Aristóteles: El Gobierno como Arte Práctico y Ético

 

Aristóteles, discípulo de Platón, también reflexionó sobre la importancia del conocimiento en la política, aunque con una visión más pragmática y menos elitista que la de su maestro. En su obra "Política", Aristóteles describe la política como una “ciencia práctica” orientada hacia el bien común, donde el conocimiento y la virtud son esenciales para un liderazgo efectivo. Afirma que “el hombre es un animal político”, destacando que la política es una actividad natural para el ser humano, pero requiere virtudes y conocimientos que no se adquieren de manera innata. Para Aristóteles, el gobernante debe ser un “hombre prudente” (phronimos), que actúa con ética y orienta sus decisiones hacia la justicia. El filósofo griego creía que un líder sin conocimiento se arriesga a actuar de manera injusta y arbitraria, perjudicando la armonía de la sociedad.

 

Confucio: La Virtud y el Conocimiento como Base del Liderazgo

 

El pensador chino Confucio también enfatizó la importancia de la educación y la virtud en el liderazgo político. Para Confucio, el conocimiento y la ética eran inseparables en el gobierno, ya que solo los líderes virtuosos pueden gobernar con justicia. En "Las Analectas", Confucio expresa que “gobernar un estado sin virtud es como arar un campo sin semillas”. De acuerdo con esta visión, la política es una labor que requiere un conocimiento profundo y un compromiso con la moralidad. Confucio considera que un buen líder debe poseer una educación adecuada, pues de lo contrario, su falta de virtud y sabiduría lo llevará a abusar del poder. En esta concepción, la política profesional no solo implica conocimientos técnicos, sino un carácter ético y un compromiso con el bienestar de todos.

 

Maquiavelo: El Conocimiento de la Realidad en el Arte de Gobernar

 

Aunque Nicolás Maquiavelo es conocido por su enfoque pragmático y realista de la política en "El Príncipe", también destaca la importancia del conocimiento y la habilidad en el arte de gobernar. Para Maquiavelo, el político debe conocer tanto la naturaleza humana como las complejidades del poder para tomar decisiones efectivas. Sostiene que “un príncipe prudente debe construir sus fundamentos sobre lo que depende de él y no sobre lo que depende de otros”, subrayando la necesidad de que el líder esté preparado para adaptarse y actuar según las circunstancias. Maquiavelo introduce el concepto de "virtù", una mezcla de habilidad, astucia y competencia, que el líder debe poseer para ejercer el poder con éxito. Aunque su enfoque es menos moral que el de otros filósofos, Maquiavelo reconoce que el conocimiento profundo de la realidad política es indispensable para el liderazgo.

 

Max Weber: La Política como Vocación y Responsabilidad

 

Max Weber, en su influyente ensayo "La Política como Vocación", sostiene que la política es una actividad que exige tanto ética como competencia técnica. Weber distingue entre una ética de la convicción y una ética de la responsabilidad, sugiriendo que los políticos deben actuar de acuerdo con esta última, tomando en cuenta las consecuencias de sus decisiones para la sociedad. Weber afirma que “la política significa una aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder, ya sea entre los estados o dentro de un solo estado”.

 

Para Weber, la política profesional debe basarse en la responsabilidad, el conocimiento y la ética, ya que un líder que carece de estas cualidades corre el riesgo de caer en el populismo y la irresponsabilidad. La visión de Weber enfatiza la idea de que el gobernante no solo debe ser elegido por la voluntad popular, sino que también debe tener una preparación y una conciencia ética que guíen su actuar.

 

Jürgen Habermas: La Racionalidad y el Diálogo en la Democracia

 

Jürgen Habermas contribuye a la profesionalización de la política con su teoría de la racionalidad comunicativa y su visión de la democracia deliberativa. En su obra "Teoría de la Acción Comunicativa", Habermas sostiene que la legitimidad política depende del diálogo y de un consenso racional. Esto significa que los líderes políticos deben estar preparados para participar en debates fundamentados y en procesos de toma de decisiones abiertos y transparentes. Para Habermas, “la política democrática no puede reducirse a la simple competencia electoral; requiere de una ciudadanía informada y de un espacio público racional”. Su visión de una democracia deliberativa destaca la importancia del conocimiento y la competencia en la política, ya que el líder debe ser capaz de participar en procesos de diálogo reflexivo y en la búsqueda de consensos justos.

 

Hannah Arendt: La Política como Espacio de Libertad y Responsabilidad

 

La filósofa Hannah Arendt aborda el tema de la política desde una perspectiva centrada en la libertad y la acción responsable. En "La Condición Humana", Arendt sostiene que la política es un espacio de encuentro entre ciudadanos donde la libertad y la responsabilidad son fundamentales. Afirma que “el propósito de la política es la libertad”, y que esta solo puede alcanzarse cuando los líderes actúan de manera responsable y con un conocimiento adecuado de los problemas públicos. Para Arendt, la profesionalización de la política es necesaria porque permite que el espacio público se convierta en un lugar de deliberación y acción ética, donde los ciudadanos pueden confiar en que sus líderes actúan con integridad y competencia. Sin una base de conocimiento, los líderes carecen de la capacidad de actuar de manera coherente con el bien común, limitando así la libertad que la política debería garantizar.

 

John Stuart Mill: La Importancia del Conocimiento en la Participación Política

 

John Stuart Mill, uno de los pensadores más importantes del liberalismo, en su obra "Considerations on Representative Government", plantea la necesidad de una ciudadanía informada y capacitada para participar en el proceso político. Mill defiende la democracia representativa, pero advierte que “no todos están capacitados para gobernar y legislar, sino solo aquellos que han desarrollado sus facultades mediante la educación y la reflexión”. Para Mill, la profesionalización de la política es fundamental para que los ciudadanos puedan tomar decisiones informadas y elijan a los líderes más capacitados. Su propuesta de sufragio ponderado —donde el voto de los ciudadanos con mayor educación tendría un peso mayor— es polémica, pero subraya la importancia de que quienes toman decisiones estén preparados y tengan un conocimiento adecuado del entorno.

 

Karl Popper: La Importancia de la Democracia y el Conocimiento para Evitar la Tiranía

 

Karl Popper, en "La Sociedad Abierta y sus Enemigos", argumenta que el conocimiento es esencial para evitar los abusos del poder y la tiranía. Para Popper, la democracia es valiosa porque permite el cambio pacífico de los líderes, pero también advierte que es necesario que los líderes estén capacitados y sean responsables. Afirma que “la ignorancia, la incompetencia y la falta de responsabilidad son los mayores enemigos de la libertad”, sugiriendo que la profesionalización de la política es clave para proteger a las sociedades de la tiranía. Para Popper, la política profesional no solo implica conocimiento, sino una actitud crítica y de mejora continua que permita a los líderes aprender de sus errores y responder a las necesidades de la sociedad.

 

La Política es un Asunto Muy Serio, que sus Consecuencias, Afectan a Todos

 

La reflexión de estos filósofos y pensadores sobre el conocimiento, la ética y la responsabilidad en la política subraya la necesidad de profesionalizar el ejercicio del poder. Desde Platón hasta Popper, la idea de que el gobierno no debe estar en manos de personas sin preparación se convierte en un llamado a la formación de líderes capaces, comprometidos y éticamente responsables. La política, como tarea compleja y con impacto en la vida de los ciudadanos, debe ser ejercida por individuos con la competencia y el conocimiento necesarios para afrontar los desafíos de una sociedad cada vez más interconectada y exigente.

 

La profesionalización de la política es esencial para enfrentar los retos complejos que las sociedades contemporáneas deben afrontar. La creciente demanda de líderes que puedan actuar con eficacia, conocimiento y ética requiere un cambio en el modo en que concebimos el ejercicio de la política. Como cualquier otra profesión, la política exige una preparación rigurosa, una base de conocimiento técnico y una formación ética que permita a los líderes actuar de manera informada y responsable.

 

La propuesta de una política profesional no niega el principio democrático de participación, sino que busca elevar el nivel de competencia y compromiso en el ejercicio del poder. La política profesional es un acto de respeto hacia la ciudadanía y hacia el futuro de la sociedad; solo mediante la profesionalización podremos construir sistemas de gobierno más justos, eficaces y comprometidos con el bienestar de todos.

 

Por lo tanto, la profesionalización de la política no solo es una necesidad para mejorar la eficiencia de la gobernanza, sino también una obligación hacia los ciudadanos y hacia el futuro de las sociedades democráticas. La política profesional y ética es fundamental para enfrentar los desafíos actuales y responder a las demandas de una sociedad cada vez más crítica y reflexiva.

 

Concebir la política como una profesión es un paso hacia un sistema de gobierno más competente, comprometido y capaz de promover el bienestar colectivo. La profesionalización de la política, cuando se guía por principios éticos y valores democráticos, es la base de una gobernanza justa, efectiva y orientada hacia el bien común.

 

 

 

Yacuiba, 2 de noviembre de 2024

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CONTACTO:

 

Celular WhatsApp (+591) 69352073 - 79275759

 

REDES SOCIALES:

Sitio web www.elmarucho.com

E-Mail: elmarucho@elmarucho.com

E-mail: farfan2007@gmail.com

Facebook: https://www.facebook.com/estebanfarfanr

YouTube: https://www.youtube.com/c/EstebanFarfánRomero

Twitter: https://x.com/EstebanFarfanR

Instagram: https://www.instagram.com/efarfanromero/

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/estebanfarfanromero/

Tik Toc: https://www.tiktok.com/@estebanfarfanr

Yacuiba – Gran Chaco – Bolivia

 



[1] Es especialista, Estratega y Asesor en Gestión Pública, Gobierno, Imagen, Media Training y Comunicación Política.

[2] En la costumbre chaqueña abajeña, es un muchacho hábil, sagaz, adiestrado, valiente, inteligente y buen conocedor de los caminos, que, montado en la marucha o yegua madrina, guía por un camino escarpado y accidentado a una manada de ganado caballar o vacuno, que es trasladado de un lugar a otro con condiciones mejores para los animales. Es el responsable del animal que hace de cabeza y guía en el arreo de traslado, sea montado sobre él o llevándolo de tiro.

Esta práctica casi ha desaparecido por completo, con la mejora considerable de condiciones de pastoreo, caminos y comunicación, por lo que ya no es necesario movilizar a la tropa de esa forma.

[3] Liberal, libertario, minarquista.

[4] Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson.

[5] Es un enfoque moral que enfatiza la importancia de la responsabilidad personal en nuestras acciones y decisiones. Se basa en la idea de que quienes tienen más poder (como los políticos) deben rendir cuentas por sus decisiones y asumir las consecuencias que estas conllevan. Esta responsabilidad es inherente a nuestra condición de seres conscientes que interactúan en un mundo social, donde cada acción puede afectar a los demás.


No hay comentarios:

OPINIÓN | ¿Por qué fracasó la Autonomía Regional en el Chaco? Por: Esteban Farfán Romero - EL MARUCHO

EL DEDO EN LA LLAGA ¿Por qué fracasó la Autonomía Regional en el Chaco? Por: Esteban Farfán Romero [1] (El Marucho [2] ) Libertad, Igualdad...