
La Verdad nos hace Libres
LA DEMOCRACIA Y EL VOTO POPULAR
(*) Esteban Farfán Romero
E-Mail: farfan2007@gmail.com
Celular 77180451
Yacuiba – Gran Chaco – BOLIVIA
Siento que es necesario definir con precisión lo que significa la democracia, porque, últimamente se esta usando de manera arbitraria este término, par esconder intenciones poco nobles. Hace poco entrevisté a un líder de nuestra región, que no ha mostrado escrúpulos cuando se tarta de conseguir un objetivo, además que constantemente cambia los términos de sus discursos de acuerdo a las circunstancias.
El me dijo en una entrevista que le hice hace poco, cuando cuestionaba sus cambios permanentes sobre varios temas, “Farfán, vos que defiendes este sistema democrático, ¿por que ahora te opones?, yo soy amante de la democracia, y esto es democracia” (sic)
El vocablo democracia proviene de la palabra griega demokratia, demos (=pueblo) y krateim (=autoridad) y significa el gobierno de las mayorías de una unidad política.
Más allá de la etimología y su descripción fría, el vocablo tiene una profundidad filosófica digna de estudios por siglos que no se limita solamente el ejercicio del voto solamente. A veces se entiende como la “forma de gobierno ejercida por el pueblo”; o como sinónimo de “doctrina que tiende al nivelamiento en todos los aspectos de la sociedad”; o bien como el “crecimiento de la evolución social hacia la igualdad que barre todos los privilegios, principalmente en el ámbito de las instituciones políticas”.
La democracia es un sistema del gobierno por el cual una porción de ciudadanos, participa en las decisiones del Estado. Esto la distingue de otros sistemas donde las decisiones están controladas por una clase social o por una persona individual.
La democracia es una forma superior de vida de las comunidades humanas, y el fundamento sobre la que esta constituida y que la hace posible es el respeto por la dignidad de la persona, que implica devoción por la libertad y la igualdad.
Toda sociedad organizada tiene como meta la realización de un valor suprema, supraindividual, que de sentido al cuerpo social. Ese valor es lo que se denomina bien común. Es la meta que se desea alcanzar y que puede traducirse como el anhelo de bienestar para toda la sociedad.
El bien común reconoce dos aspectos: el primero es formal y contiene los valores ideales y fundamentales a los que aspira la sociedad: la libertad, la igualdad y la justicia; el segundo es el material y contiene las normas que dictará el conjunto social, a fin de hacer realidad los valores contenidos en el aspecto formal.
Si bien es cierto que el bien común es un valor supraindividual al que aspire todo el conjunto social. Los valores obran como una brújula que guía el ideal democrático y son fuente de inspiración de las leyes fundamentales. Los valores, los principios democráticos y su legitimidad son muy importantes para que una democracia objetivo resultados concretos.
Los principios obran como supuestos fundamentales de ese ideal y son los que imprimen la dinámica propia del ejercicio democrático. Hay tres principios en un sistema democrático y son los siguientes: la legitimidad, el consenso y la representación.
La legitimidad, es un atributo del Estado que da la idea contraria a imposición, usurpación y utilización de la fuerza. Un sistema democrático es legítimo cuando la mayor parte de la población ha manifestado por intermedio los mecanismos.
La legitimidad se manifiesta a través de tres elementos, la comunidad política, el régimen y el gobierno.
El consenso, es la actitud de un conjunto de personas que se traduce en la aceptación o en el comportamiento convergente y articulado respecto a un fenómeno político.
Como en la sociedad no puede haber un consenso universal, el consenso parcial es preponderante es lo que da legitimidad a las instituciones y lo que facilita el equilibrio propio de los regímenes democráticos. El consenso y el disenso son realidades que se hallan en compleja interacción.
El principio de representación es ejercido por los gobernantes en las funciones públicas jurídicamente autorizadas. Representan a los ciudadanos que los eligen cuya voluntad se expresa a través del sufragio universal.
El principio de representación va asociado a conceptos que lo fundamentan: soberanía popular, legitimación, control político, participación permanente y transmisión de las demandas políticas.
Como se puede apreciar, la democracia no es un vocablo vacuo y vacío de contenido, contiene elementos muy importantote y fundamentales, que no se limitan solamente a un ejercicio formal que es el voto. Muchos líderes que no le entienden a la democracia y que se encuentran en la actividad política como resultado de alguna aventura y su intrepidez, se dirigen a la opinión pública asegurándoles que la democracia se reduce al voto solamente.
En los últimos días de manera indisimulada, algunos de nuestros lideres sacaron de las gavetas el discurso del voto popular apara maquillar algunos intereses personales y de grupo que se veían amenazados, y salieron con el discurso de que el voto es la democracia y viceversa, diciéndole a la gente que su capacidad de decisión en el voto es al cualidad fundamental de la democracia. Me ha dado mucha pena la pobreza intelectual y de formación política que tiene nuestra élite raquítica.
Parece romántico y prosaico pensar que el político debe pensar en los intereses del pueblo y no en el grupo de poder que auspicia su actuación, sin embargo esa es la verdadera y original razón de la existencia de los políticos y la política. Es tiempo de volver al origen de la política y reencauzar las acciones.
He aprendido que en política no existe la casualidad o las coincidencias, sino que detrás de algo aparentemente imprevisto coexiste una maniobra, y mucho más si ésta es agresiva, por lo que me animo a firmar que esta estrategia esconde una clara intención de mantener el control absoluto del poder público y político de la región, por lo tanto de Yacuiba. Lo perverso es que este tipo de estratagema esconde intereses espurios.
Sin duda que estos pedidos desempolvados a conveniencia, esconden un objetivo y como hay que aderezar la verdadera intención solapada con algún cliché que sea noble, recurren de manera manida al discurso zalamero y embaucador.
He sido uno de los que desde hace cuatro años vengo demandando que las autoridades territoriales sean elegidas mediante el voto y no designadas por un Luís XIV que s encuentra en la Plaza Luís de Fuentes, y he sido consecuente con mi criterio, pero no estoy de acuerdo que se usen estos temas a conveniencia personal engañando al pueblo de manera deliberada.
MI CONCLUSIÓN: Como dice G. Sartori, el desarrollo de elecciones no significa necesariamente de que existe más y mejor democracia. Lo que debería pensar nuestra élite es fortalecer las instituciones y canalizar las demandas sociales a través de las instituciones y en el marco de las normas vigentes, sin apelar de manera deliberada a las acciones periféricas que conducen a más caos y como resultado el desencanto del sistema democrático. Así todos perdemos. (Yacuiba 10/05/08)
(*) Es Comunicador Social y Docente.
E-Mail: farfan2007@gmail.com
Web: http://www.estebanfarfanromero.blogspot.com/
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