El dedo en la llaga | ESTEBAN FARFÁN ROMERO
Los Weenhayeks y el Pilcomayo
ESTEBAN FARFÁN ROMERO
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Yacuiba – Gran Chaco – TARIJA - BOLIVIA
“Sólo cuando se haya cortado el último árbol, sólo cuando el último río haya muerto envenenado, sólo cuando se haya cazado al último pez, sólo entonces verás que el dinero no se puede comer”. Profecía de los indios Cree
He nacido y he desarrollado toda mi niñez y adolescencia en Villamontes, un lindo pueblo chaqueño al que añoro/evoco tanto y le debo hermosos recuerdos infantiles. Los estudios superiores me obligaron a migrar a La Paz y luego a la Argentina (Buenos Aires), pero nunca olvidé el lugar que me cobijó.
Cuando pasé por la Escuela (Daniel Campos), luego en Intermedio (Faustino Suarez) y después en Medio (Ismael Montes), siempre tuve uno o dos compañeros de curso a weenhayek. Recuerdo que eran patrocinados por cristianos evangélicos de una iglesia de origen sueco. Siempre se destacaron en clases, especialmente en materias puras y educación fisica. Uno de ellos es ahora dirigente de la Orcaweta, Pedro Pablo. Todos los que nos criamos en Villamontes, hemos vivido a lado de nuestros indígenas, y personalmente les tomé mucho cariño y afecto, por ello mi dolor ante la situación desesperante/lacerante que están atravesando en un Gobierno que tiene una etiqueta que ostenta de indígena y popular, pero que es indolente ante la despiadada/cruda realidad de miseria y abandono total.
Cuando estuve al frente del Comité Cívico (Presidente) de Villamontes (2002), hemos realizado una serie de gestiones/mediaciones ante las empresas petroleras que afectaron su habitad en beneficios de esta comunidad indígena. Lamentablemente del Estado nunca pudimos obtener atención efectiva a pesar de los esfuerzos reiterados y gestiones constantes.
Sobre la contaminación del Rio Pilcomayo, he participado de tres grandes reuniones tridepartametnales en Sucre, Potosí y Tarija, pero como siempre todas las conclusiones se han quedado en “buenas intenciones y declaraciones grandilocuentes”. Nunca ha existido voluntad legítima para resolver el problema verdaderamente.
He criticado la absurdez de la oficina Trinacional del Rio Pilcomayo en Tarija (capital), y no así en Villamontes. Ahora se encuentran en Formosa, justamente en la provincia (Argentina) donde se desarrolla el proyecto Pantalón, una de las causas del problema actual. Este proyecto favorece agrandes productores, pero perjudica a más de 100 comunidades, sobre todo a aborígenes como nuestros weenhayek, nativos que moran estas tierras antes que nosotros y que merecen el mínimo respeto a su medio ambiente.
Los weenhayek habitan en dos municipios del Gran Chaco - Tarija (Villamontes y Yacuiba), dispersos en las comunidades de San Antonio, Quebrachal, Algarrobal, Capirendita, Crevaux, D'orbigny, San Bernardo, Viscacheral, Villa Esperanza, Resistencia, como así también en Villamontes (La Misión). El idioma que hablan es el weenhayek y el español. La actividad principal es la recolección, pesca y artesanía. Son expertos/diestros naturales en la pesca del sábalo, dorado, surubí, pacú, y el bagre. También recolectan miel, producen maíz y realizan artesanías. Se calcula que son aproximadamente 2.500 nativos.
Se puede acceder a estas comunidades vía terrestres, en caminos de tierra habilitados sólo en tiempos secos.
Los quechuas bautizaron a los nativos weenhayek con el mote de “matacos”, que es un quirquincho (armadillo) típico de esta zona seca. Este nombre distintivo pasó a ser peyorativo/despectivo/desdeñoso.
Los weenhayek derivan de grupos étnicos que llegaron hace miles de años desde la Patagonia al Gran Chaco Americano, para asentarse entre el Río Pilcomayo y el Bermejo que pertenece a territorios ubicados en Bolivia y Argentina. En Bolivia, desde el año 1996, se autodenominan como Weenhayek que se traduce como “pueblo u hombre diferente”, en base a una recuperación de su nombre colectivo. En Argentina, en la mayoría de las comunidades se autodenominan como wichis.
Sus mitos muestran que cada recurso natural que los rodea (agua, peces, árboles, etc.) tiene su protector (el ahat) y cualquier modificación a ese estado natural trae un castigo. De ello resulta la obligación de no modificar su hábitat, ni de consumir más de lo necesario. Por eso se evidencia una relación profunda de ellos con su entorno.
Documentos históricos afirman esta relación del pueblo weenhayek con su entorno, como también lo mencionan los misioneros franciscanos que fundaron una misión para el pueblo weenhayek en San Antonio (Villamontes) en el siglo XIX: el padre “Giannelli les exhortaba continuamente para que se procuren alimento seguro, mediante el cultivo sea de hortalizas o de granos complementando el no siempre abundante obtenido por la pesca y la recolección (...) ellos se negaban rotundamente, por miedo a enojar al espíritu dueño del monte, que se enfurecía y tomaba venganza de quienes se atreviesen a destrozar el monte y sembrar en él.” (Ortiz, 1986).
Aunque muchos autores describen a los weenhayek como un pueblo cazador-recolector, sin embargo sobretodo la recolección y la pesca son las que dominan sus actividades de subsistencia. Durante la época de la pesca, las familias dejan sus casas para acampar en las orillas del Río Pilcomayo en los campamentos, donde parte del pescado se vende a los intermediarios para su comercialización en diferentes ciudades del país. Durante el resto del año, las actividades tradicionales que se desarrollan son la recolección frutos silvestres, raíces y miel y la elaboración de artesanías de caraguata, una fibra vegetal que se obtiene de la zona seca en abundancia.
Lo cierto es que desde la llegada de los primeros españoles, los pueblos del Chaco se resistieron, tanto a la conquista y esclavitud como a la reducción religiosa. Las misiones inician su actividad, luego de fundado en Tarija el Colegio Propaganda Fide (1775) y evitaron en alguna medida que la furia colonizadora llegase al exterminio de los pueblos del Chaco, considerados sumamente peligrosos debido a la defensa que realizaban de sus territorios. En 1810 existían numerosas misiones en la actual provincia Gran Chaco.
En las décadas siguientes continúa el avance misional, fundándose varias misiones con poblaciones guaraníes, tobas, chorotis y tapietes, tanto del lado boliviano como argentino.
En 1905 el gobierno nacional establece la secularización de las misiones, donde algunos sectores de los pueblos originarios gozaban de relativa protección. A partir de entonces sus territorios se ceden en concesiones a estancieros y a empresas extranjeras.
La Guerra del Chaco marca prácticamente el fin de las formas tradicionales de vida de este pueblo, quienes a partir de 1948 han sido parcialmente evangelizados por la Misión Evangélica Sueca Asamblea de Dios.
Los nativos están organizados, por lo tanto representados por la Orcaweta (Organización de Capitanías Weenhayek y Tapiete), que abarca 23 comunidades Weenhayek y una comunidad Tapiete, fue fundada en 1992 en respuesta a la situación crítica en la que se encuentran las comunidades, como lo relata la misma organización: “Como todos nuestros hermanos de los diferentes pueblos, la situación del pueblo Weenhayek ha sido crítica, debido a la marginalidad, avasallamiento y olvido por parte del Estado y los gobiernos de turno que nos ha tocado vivir. Uno de nuestros principales problemas fue el avasallamiento de nuestro territorio por parte de ganaderos y la contaminación del Río Pilcomayo, fuente principal de nuestra subsistencia. Debido a esto vimos la importancia de estar organizados y representados y en 1992 se funda la organización Orcaweta, la organización de capitanes Weenhayek y Tapiete.”
El máximo representante es el Niyaat Qootaj, o Capitán Grande, que es elegido en Asamblea de capitanes, junto con el Segundo Capitán Grande, que forman el Directorio de la organización.
Después de la Guerra del Chaco y la Reforma Agraria, las dotaciones hechas por el Estado de tierras se multiplicaron a empresas y personas del interior del país, y se tradujo en un crecimiento del número de estancias ganaderas en el espacio ocupado por las comunidades Weenhayek, sintiéndose éstos avasallados. Ante la creciente presión sobre la tierra, con el apoyo de la Misión Sueca Libre de Bolivia, pidieron títulos de tierras para sus comunidades, logrando obtenerlos para algunas, no para todas.
A fines de 1980 el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agricultura envió una comisión al Chaco y constató la falta de títulos de tierras y la mala situación del pueblo en general; como resultado de ello se emitió una Resolución Ministerial mediante la cual se eximía a los Weenhayek del pago de impuesto sobre pesca, reconociéndoles el derecho a la pesca para subsistencia y para comercialización; asimismo, la reforma definiría las áreas de dotación de tierras para las comunidades indígenas, no progresando el acuerdo con el Gobierno ni con otras resoluciones, la demanda territorial se convirtió en una necesidad urgente.
En 1993 (Gobierno de Jaime Paz Zamora) el Estado reconoce un Territorio Indígena Originario (TCO) a favor de los Weenhayek con una extensión de 195.639 has. a lo largo del río Pilcomayo, este Decreto reconoce también el derecho propietario a ocupantes no indígenas (criollos y ganaderos), lo que provocó una serie de fricciones y malentendidos entre indígenas y ganaderos asentados en la zona.
La Orcaweta ha demandado al Estado boliviano la recuperación de un territorio de 195.000 has., la Ley INRA les reconoce ese derecho, pero al interior de esa demanda están asentados aproximadamente 138 ganaderos que ocupan la mayor parte de esas tierras.
Con el saneamiento de las Tierras Comunitarias de Origen es probable que los Weenhayek puedan recuperar 98.000 has. y reasentarse en nuevas comunidades donde puedan desarrollar nuevos trabajos.
En el presente habitan en 23 comunidades asentadas a lo largo del Río Pilcomayo entre Villamontes y D'Orbigny.
Como dijimos, la actividad económica de los Weenhayek se basa en la pesca y como actividades secundarias desarrollan la recolección de frutos silvestres, miel; forestal, venta de fuerza de trabajo y la caza.
Lo que pueden obtener/recolectar en cada período del año, determina el tipo de actividad a desarrollarse. Por lo que, las estaciones son muy importantes. Los nativos dividen el año en cuatro estaciones, pero con duración variable y desigual, dos cortas, con aproximación de 2 meses y dos largas cada una de cuatro meses.
La primera estación es inawop, se inicia a finales de julio o principios de agosto y abarca hasta septiembre; en estos meses, el Pilcomayo registra los menores caudales: La actividad principal es la pesca. A fines de la estación anterior y durante está, los Weenhayek se trasladan a los lugares de pesca, si estos se encuentran muy alejados, van con toda su familia, instalándose en choza construidas a la orilla del río. La recolección se reduce a la yuca silvestre y cazan a veces ñandúes, quirquinchos, conejos o roedores.
La segunda estación es yakup, es la más larga y se inicia con la maduración del chañar y se extiende desde octubre hasta enero; con ella empieza la época calurosa y termina la pesca. Esta estación registra temperaturas extremas de hasta 45 grados centígrados, con fuertes lluvias, la actividad de recolección la realizan en octubre: Chañar; noviembre: sandía, algarrobo y mistol; diciembre: algarrobo, mistol, naranja del monte, sandía, miel de abejas, pesca ocasional; caza impracticable. En esta estación se desata una intensa vida social; se producen las visitas de parientes con familias enteras entre las comunidades; es la época de las fiestas y la bebida con chicha de algarrobo.
La tercera estación es kielyup, de febrero a marzo, se inicia con el florecimiento del quebracho colorado, cuando las lluvias y el intenso calor empiezan a declinar, se recolecta tusca, chaguar, anco, mistol y tasi, siguen recolectando miel en menor cantidad, pescan esporádicamente y disminuye sensiblemente la vida social; es también la época en que el Pilcomayo tiene sus mayores crecidas.
Y la cuarta estación es jwijetil, es la época seca, con temperaturas, a veces menores a 6 grados centígrados, se trata del mes de abril que es muy duro, ya que los Weenhayek deben conformarse con la recolección de la tusca y yuca silvestre, pero en mayo empieza la pesca abundante que cubrirá las necesidades de está y la próxima estación.
Últimamente, la pesca ha pasado a ser, la base de su subsistencia por autoconsumo, la pesca destinada al comercio. Pero lamentablemente el beneficio del comercio no es para ellos, sociedades de comerciantes o individuos, llegan con sus grandes camiones hasta las comunidades Weenhayek y compran el pescado, prácticamente a precios irrisorios y son vendidos en el interior cinco veces más su precio original. No reciben ningún apoyo para mejorar esta situación económica. Son los que más trabajan, y los que menso beneficio reciben de la pesca.
Hoy en día, por la problemática del Río Pilcomayo, la pesca se ha disminuido considerablemente, causando problemas de subsistencia en el pueblo Weenhayek. De igual manera, la explotación, hidrocarburífera, forestal y el sobrepastoreo del ganado vacuno y caprino, han afectado la economía y subsistencia de los Weenhayek con la disminución de plantas útiles, animales silvestres y especies melíferas.
La familia es el centro de la vida weenhayek. Los lazos de parentesco generan una gran cohesión, condicionando la solidaridad entre los miembros del grupo, lo que les ha permitido la pervivencia hasta nuestros días.
Los roles dentro cada familia están muy bien definidos: el padre es el lewuk o dueño y ejerce su autoridad sobre todo el grupo (trátese de familia extensa o nuclear).
En una familia extensa, llega el momento en que se produce la emancipación de los yernos, cuando estos se convierten a su vez en lewuk , hecho marcado por el nacimiento de los hijos y la construcción de una nueva vivienda, cercana a la de los padres de la mujer.
Actualmente nuestra etnia se encuentra seriamente afectada debido al impacto medio ambiental ocasionado por la despiadada actividad hidrocarburífera en su territorio. Las empresas petroleras están carcomiendo la identidad de este pueblo indígena que se considera superior a las demás culturas tarijeñas.
El Pilcomayo, fuente de vida para los nativos weenhayek y de muchas familias villamonteñas, sufre varios problemas serios, la sobreexplotación piscícolas, la sedimentación, la contaminación y las obras de infraestructuras del proyecto Pantalón (divide las aguas en partes iguales), conocido como La Embocadura, en el lecho en la Argentina y el Paraguay. En este documento me ocuparé solo de dos problemas; sobreexplotación e infraestructura.
Lamentablemente el Rio ha sufrido una incontrolada y sobreexplotación de los peces, lo que ha provocado los problemas que ahora atraviesa. El Estado no tuvo la capacidad de hacer los controles respectivos, tampoco ha existido voluntad, ni iniciativas para regular este tipo de circunstancias.
Cada año crecieron de forma importante las concesiones pesqueras de forma irresponsables. De 30 concesiones subieron a 70 de forma abrupta generando una pesca indiscriminada. Incluso los militares tenían concesiones pesqueras, utilizando a conscriptos en esta riesgosa actividad. Varios años se han registrados soldados ahogados por la falta de pericia en la actividad.
Se ha irrespetado el tiempo de veda establecido por la Prefectura/Gobernación, porque no ha existido control de parte de esta repartición del Estado, así como tampoco políticas públicas orientadas a brindar alternativas efectivas a los que no tienen otra opción que continuar con la pesca indiscriminada en tiempos de reproducción del sábalo. No se ha respetado los ciclos de la naturaleza, y ahora éstas son las consecuencias.
Hay normas que establecen que en tiempo de veda solamente los nativos pueden realizar la pesca, pero no así los criollos (mestizos), pero la aguda crisis económica de la región obliga a violar la prohibición. Por otro lado no hay control suficiente del Estado.
Hace falta una política seria de concientización/reflexión/educación de parte de la Gobernación/Municipios sobre la importancia de la conservación/respeto del Rio Pilcomayo. Falta asesoramiento, capacitación a los nativos y a las personas que viven del sábalo. Se crean reparticiones burocráticas relacionadas al Rio que son ineficientes. No hay atención verdadera de parte del Estado a estos temas urgentes y muy importantes.
Ya el año 2010, se ha evidenciado una disminución porcentual muy importante como consecuencia de la negligencia de las autoridades de turno. Estos temas no están ni en la agenda de los Gobierno Municipales de Villamontes y Yacuiba, ni en los de la Gobernación del Departamento de Tarija y mucho menos en la del Gobierno Nacional. Evo Morales se preocupa más de criticar/liquidar al capitalismo mirando a los EE.UU. y de resolver los problemas mundiales, y no prestarle atención a estos temas elementales que afectan directamente a un pueblo indígena hermano que vive del Rio. Moisés Sapiranda capitán Grande, ha criticado al canciller David Choquehuanca, porque según él “prefiere andar en viajes que resolver nuestros problemas”
El efecto no solamente es a los indígenas weenhayek, sino a todo un pueblo (Villamontes) porque en el tiempo de la pesca del sábalo (mayo – agosto), se genera un movimiento económico muy importante que causa impacto en todos los estratos sociales. En la actualidad se quejan de la recesión económica los taxistas comerciantes, administradores de restaurantes, hoteles, en fin todas las actividades económicas productivas y de servicios. La crisis económica es evidente/innegable en Villamontes con expectativas frustradas.
De manera sorpresiva el sábalo en la actualidad en el Rio tiene un costo mínimo de Bs. 25 y los más grandes Bs. 35 y 40, y en los mercados Bs. 70 y 80. Una locura. En mis buenos tiempos de niñez, un sábalo grande costaba 50 centavos. Son tiempos increíbles. El afluente del Pilcomayo bajó de 2.500 a 90 metros cúbicos. “La imprevisión son tan alto como irreversibles”, dijo el especialista Jorge Cappato, Director de la Fundación Proteger (Argentina).
Es tal la negligencia de las instituciones del Estado (Municipios/Gobernación/Gobierno Central) que hasta la fecha no existe un Reglamento de pesca, no hay un estudio serio sobre la problemática, porque no les interesa el tema. No hay políticas, planes, proyectos que estén orientadas a atender esta problemática. El discurso indigenistas y de defensa de los recursos naturales se queda sólo en discursos y demagogia.
Yalo Cuellar, hace más de diez años compuso la canción “Lágrimas del Pilcomayo” que denuncia la contaminación con metales pesados por empresas mineras que echan al Rio elementos tóxicos aguas arriba (Potosí). En el Festipesca, Yalo Cuellar dijo unas palabras contundentes/duras contra las autoridades presentes por la negligencia/indolencia de las mismas ante la situación crítica del Rio.
Urge la canalización del cauce de Rio para facilitar la migración de los sábalos aguas arriba y para ello se requiere la limpieza/ahondado del Rio en Formosa (Argentina). Las autoridades nacionales, resultado de la presión de los indígenas, manifestaron que ya comenzaron los trabajos en la zona.
Pero este problema no se resuelve sólo con el dragado. Se hace urgente la creación de una Comisión Nacional del Rio Pilcomayo conformado por las principales autoridades locales, departamentales y nacionales y que se convierta en prioridad en la agenda departamental/regional. (Yacuiba 29/05/11)
ESTEBAN FARFÁN ROMERO, es periodista, analista político y docente.
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