viernes, 4 de febrero de 2011

Banco Unión


Librepensante

Banco Unión

ESTEBAN FARFÁN ROMERO

E-Mail: farfan2007@gmail.com

Telf. (591) (4) 6832290; Cel. 77180451

Yacuiba – Gran Chaco – TARIJA - BOLIVIA

Hoy (04/01/11) fue un día fatal, tedioso. Le pedí a mi hermosa y siempre solícita novia que me haga el favor de cobrar un cheque de tristes 1.600 bolivianos en el Banco Unión, pero allá no le quisieron pagar porque dicen que es personal a pesar de estar endosado, así que contra mi voluntad tuve que hacerlo. No me gusta ir al Banco, nunca me gustó porque es tedioso, fastidioso. Me aburren los Bancos.

Cuando llegaba al Banco de marras, me dio jaquecas. Una fila larga de clientes en la calle, soportando 38 grados. Imagine el gran riesgo, si alguien posee mucho dinero que va a depositar. No es nuevo, todos los días se ven largas filas. Pobres clientes que sufren el abuso de este Banco. La puerta cerrada, un policía con cara de pocos amigos. Disgustado y pesado igual que yo. Hacer filas en un Banco es aburrido como choque de tortugas, como bailar con la hermana. Espero con paciencia de Job, y de pie mi turno de ingreso. Una vez adentro, un policía que me reconoce me extiende una ficha C=131. Hay tres tipos de fichas, C= son los clientes normales; T= tercera edad y M= maternidad.

Atienden, unos jóvenes cajeros más lerdos que perezosos durmiendo, existen cinco casillas para cinco cajeros, pero sólo atienden cuatro. Pagadores coquetos que se encuentran con algún conocido del Barrio y la charla se pone tupida y perjudica. Una sala muy pequeña, con asientos ordinarios que ya se están desarmando. Una música estridente que es captada de alguna FM chichera, más el ruido chillón de las impresoras a cintas se hace intolerable el bullicio. Además de soportar tal hacinamiento humano con la colección de olores en un espacio por demás de reducido, se convierte en una tortura china difícil de soportar.

Funcionarios insensibles, indolentes, despiadados e indiferentes ante esta situación de suplicio y martirio de la gente que se ve obligada de visitar estos lugares de tormento y angustia. Gracias Dios que yo no tengo que frecuentar estos aglomerados de personas.

Fue más liviano el tormento de la espera porque llevé una novela de Varguitas (La fiesta del Chivo) que me está fascinando, pero había mucha gente apiñada. No me gusta leer en medio de mucha gente porque te ven como bicho raro, y yo me pongo incómodo cuando me ven así. Fue catastrófico, dramático, la pasé muy mal.

He perdido tres largas horas al divino botón. Me han privado de mi almuerzo a hora, tiempo valioso perdido, y lo más doloroso, mi siesta, la sagrada siesta. Que desgracia. Cuando no hago siesta, estoy idiota, a media máquina, y es mi blonda (novia) la que tiene que soportar mi mal humor.

El Banco Unión atiende a sus clientes en un comprimido inmueble que no tiene las condiciones para prestar un servicio decoroso y digno, pues es muy incómodo. No es posible admitir que un Banco vigoroso y pujante no tenga capacidad para hacer inversiones orientadas a brindar mejores condiciones a sus clientes. Lo que pasa que todo lo que pertenece al Estado, siempre es malo, muy malo. Especialmente en servicios, es malo. Sino vean a Entel, Emapa, las nuevas empresas creadas que antes de comenzar a operar ya están en quiebra. El estatismo añejo que algunos insisten en poner en pie, siempre ha fracasado y trajo como resultado corrupción, ineficiencia y fracaso.

De acuerdo con la Bolsa Boliviana de Valores, el Estado boliviano es el accionista mayoritario del Banco Unión y detenta 11,09 millones de acciones (83,19%). Con el DS 0620 se ha determinado la compra de las acciones mayoritarias, por lo que el Banco Unión es un Banco del Estado, y no privado. Aunque tiene acciones privadas, (Andrea Petricevic (9,52%), Luis Saavedra (3,51%), Roberto Rojas (2,25%) y otros menos del 1%), es el Estado que controla la administración del mismo.

Según el informe de Asoban, las utilidades de la banca durante la gestión 2010 fueron de 132 millones de dólares, la gestión 2009 alcanzó a 144 millones de dólares. ¿Qué tal? ¿Buen negocio no? ¿Por qué no invierten en mejorar un poquito sus servicios, si el negocio es tan rentable?

Nunca me cayeron bien los dictadores, los corruptos, los demagogos y ahora los banqueros avaros. Aunque también no me caen bien los imbéciles, los idiotas y los estúpidos. Tampoco los necios. Me caen pesados. Pero ahora, no me caen los Bancos tacaños, mezquinos, así que prepárense banqueros usureros que voy a la carga, contra ustedes. Sin descuidar un segundo a los corruptos que los tengo en la mira. Los corruptos y los demagogos. Los odio, los aborrezco.

A los banqueros tacaños, quiero decirles que no les voy a perder de vista hasta que mejoren sus servicios, hasta que nos den un trato más justo y digno. El Banco Unión tiene la obligación de mejorar sus servicios, de buscar otro inmueble mejor, con mejores condiciones de servicios.

No es posible que nos traten como si Yacuiba, fuera una villa, una aldea, un poblado, un caserío, un villorrio, una aldehuela miserable. Esto es inadmisible, intolerable, inaceptable, insoportable. Nuestras autoridades inútiles, ineficientes, bien gracias.

Pero yo no me voy a quedar con los brazos cruzado, ni sentado. Vamos a hacer una cruzada porque nos traten un poquito mejor. Basta de abusos de los poderosos arbitrarios, prepotentes.

Ya verán, no descansaré. Me tocaron la madre, me privaron de mi siesta y eso me dolió muchísimo, hasta el alma. Nadie juega con mi siesta. Ya verán. (Yacuiba 04/02/11)

ESTEBAN FARFÁN ROMERO, es un simple periodista (ratón de biblioteca), analista político y docente.

E-Mail: farfan2007@gmail.com

E-Mail: estebanfarfanromero@hotmail.com

Blogs. www.farfanopina.blogspot.com

Twitter: @estebanfarfanr

Facebook: www.facebook.com/estebanfarfanromero

Copyright © 2010, Visualiza Comunicación

No hay comentarios:

OPNIÓN I El fabuloso negocio de hacer politiquería con la pobreza y desgracia de los infortunados - Esteban Farfán Romero 8El Marucho)

  EL DEDO EN LA LLAGA     El fabuloso negocio de hacer politiquería con la pobreza y desgracia de los infortunados Por: Esteban Farfán Romer...