viernes, 6 de diciembre de 2024

OPINIÓN | 15 años de Autonomía: ¿Qué ha ganado el Gran Chaco? - Esteban Farfán Romero (El Marucho)

 EL DEDO EN LA LLAGA 

15 años de Autonomía: ¿Qué ha ganado el Gran Chaco?



Por: Esteban Farfán Romero[1] (El Marucho[2])

Libertad, Igualdad ante Ley, Gobierno reducido y Economía de Mercado Libre.[3]

E-Mail: elmarucho@elmarucho.com

 

 

 

«Los más beneficiados (con la Autonomía Regional) fueron los políticos, no tuvieron la capacidad y muy poco hemos avanzado. ¿De qué nos ha servido la autonomía?»

- Juan Gorena,

periodista yacuibeño, Programa Sin Limites, 2024

 

«Cuando las decisiones se toman más cerca de la gente, las soluciones son más efectivas.»

   - Elinor Ostrom

estadounidense, Politóloga y economista, Governing the Commons, 1990.


Este viernes 6 de diciembre de 2024 se conmemoran 15 años continuos de implementación del proceso autonómico en el Gran Chaco boliviano, un hecho político-social de mucha relevancia histórica para la Región. La Autonomía Regional fue una larga y ardua lucha aspiracional de los pueblos chaqueños que, durante décadas, clamaron por mayor capacidad de decisión, planificación y gestión de su futuro sobre su territorio, recursos y desarrollo.

Durante más de un siglo, los municipios chaqueños, dispersos entre los departamentos de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz, clamaron por mayores niveles de autogobierno y decisión sobre los recursos naturales que abundan en su territorio. Este reclamo, impulsado por movimientos cívicos, sociales y políticos, se convirtió en uno de los pilares de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) de 2009, que dio paso a la aprobación de la Autonomía Regional, y culminó con la creación y aprobación por referéndum del Estatuto Autonómico Regional en 2016. Sin embargo, a pesar de estos avances normativos, el proceso autonómico en el Gran Chaco ha sido un rotundo fracaso en términos de su implementación y resultados concretos.

A través de la nueva Constitución Política del Estado (CPE), la Región del Gran Chaco logró finalmente el reconocimiento constitucional de su derecho a la autonomía, lo que permitió la aprobación del Estatuto Autonómico Regional en 2016. Sin embargo, a pesar de estos avances normativos y la consolidación de un marco legal que respalda la autonomía, el proceso ha sido un rotundo fracaso en términos de su implementación práctica.

En este análisis reflexivo y crítico, se evaluaré la evolución del proceso autonómico regional, los avances normativos y las razones que explican el fracaso en la construcción de la institucionalidad autonómica regional. A partir de una reflexión sobre el contexto histórico y los resultados obtenidos hasta la fecha, propondré algunas líneas de acción para revitalizar el proceso autonómico y garantizar que el Gran Chaco pueda realmente ejercer su autonomía con eficacia y potencia.

Pretendo realizar una reflexión profunda sobre las razones que explican el fracaso del proceso autonómico en el Gran Chaco, abordando no solo los obstáculos estructurales y de gobernanza, sino también los problemas socioeconómicos y de liderazgo que siguen entorpeciendo el desarrollo de la región. Se discutirán las consecuencias del incumplimiento de las expectativas generadas por la autonomía y se ofrecerán propuestas claras para revitalizar el proceso y convertirlo en una herramienta real de cambio para la región.

El proceso autonómico regional en el Gran Chaco boliviano, iniciado con el Referéndum Autonómico el 06 de enero de 2009 y con la promulgación de la Ley Marco de Autonomías y Descentralización (2010) y la posterior aprobación del Estatuto Autonómico Regional del Gran Chaco en 2016, representa una de las iniciativas de descentralización más ambiciosas en la historia política reciente de Bolivia. Sin embargo, este proceso ha enfrentado importantes dificultades y fracasos que nos obligan a reflexionar sobre sus causas y sobre cómo podría redirigirse en el futuro para cumplir con los objetivos para los cuales fue concebido.

Contexto histórico y las luchas cívicas por la autonomía

La lucha por la autonomía en el Gran Chaco no es un fenómeno reciente. Desde la década de 1950, con la creación de movimientos cívicos y populares, la región chaqueña comenzó a clamar por una mayor descentralización del poder y un reparto más equitativo de los recursos naturales. Los 17 municipios que conforman la Macro Región del Chaco Boliviano, pero especialmente, los tres municipios del Gran Chaco, al estar ubicadas en una región estratégica y rica en hidrocarburos, ganadería y agricultura, veían pasmados e impotentes cómo los beneficios de esos recursos no se traducían en mejoras sociales, infraestructura o bienestar económico para los pobladores locales.

La demanda por la Autonomía Regional en el Gran Chaco fue una de las reivindicaciones más significativas y persistentes de la Región. Desde mediados del siglo XX, diferentes movimientos cívicos, sociales y políticos en los departamentos de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz, impulsaron la lucha por la descentralización del poder político y la administración de los recursos naturales. A lo largo de los años, el clamor por una mayor capacidad de decisión y gestión se fue consolidando, no solo como una aspiración política, sino también como una necesidad para el desarrollo económico y social de la región chaqueña, que históricamente fue marginalizada en las políticas públicas nacionales.

La lucha cívica por la autonomía alcanzó un hito importante con la promulgación de la nueva Constitución en 2009, que reconoció las autonomías departamentales, municipales y regionales. En este contexto, el Gran Chaco obtuvo la posibilidad de crear su propio estatuto autonómico, lo que culminó con la aprobación del Estatuto Autonómico Regional en 2016. Sin embargo, este hito legal no se tradujo en un avance real hacia la construcción de la autonomía efectiva, que todos aspirábamos y esperábamos.

El proceso autonómico en Bolivia se consolidó con la promulgación de la nueva CPE en 2009, que, por primera vez en la historia del país, reconoció el derecho de las provincias al interior de un Departamento, optar por convertirse en regiones, y acceder a la autonomía. En este contexto, el Gran Chaco logró una conquista histórica al ser reconocido como una región autónoma en la que se podrían crear estatutos regionales. En 2016, se aprobó el Estatuto Autonómico Regional, y el Gran Chaco asumió formalmente el reto de gestionar su futuro de manera independiente, de acuerdo con sus necesidades y características propias.

Sin embargo, a pesar de los avances legales y el marco normativo favorable, el proceso de autonomía en la región ha estado marcado por una serie de limitaciones estructurales y políticos que han impedido que el modelo sea un verdadero motor de desarrollo.

Los resultados del proceso autonómico: un balance negativo

A 15 años de la implementación de la autonomía regional, el balance del proceso autonómico en el Gran Chaco lamentablemente es negativo. La autonomía regional no ha logrado cumplir con las expectativas de los pueblos chaqueños, que esperaban una mayor capacidad de decisión y una mejora sustancial en sus condiciones de vida. La falta de institucionalidad y la dependencia política-económica del Gobierno Central han sido los principales factores que han impedido la consolidación del proceso autonómico.

 

El Gran Chaco sigue enfrentando problemas estructurales como la pobreza, el acceso limitado a servicios públicos básicos y la concentración de poder en el centro del país. Las políticas públicas que deberían responder a las necesidades específicas de la región no se implementan con eficacia, lo que limita el desarrollo de proyectos en sectores estratégicos como la educación, la salud y la infraestructura.

Análisis crítico sobre el proceso autonómico y sus obstáculos

El proceso autonómico del Gran Chaco, aunque respaldado por una base legal sólida, ha tenido varios obstáculos que han impedido su consolidación. El principal problema del proceso autonómico en el Gran Chaco ha sido la inefectividad en su implementación.

Este análisis se enfoca en desentrañar las razones que explican el fracaso de la autonomía regional en el Gran Chaco, identificando las fallas estructurales y proponiendo posibles soluciones para redirigir el proceso hacia un futuro más esperanzador.

A continuación, se destacan los principales problemas y obstáculos que han caracterizado el fracaso de la Autonomía Regional y que han frenado su consolidación:

1. La improvisación en la construcción de la institucionalidad: Uno de los mayores problemas del proceso autonómico en el Gran Chaco ha sido la falta de planificación y la improvisación al construir la institucionalidad necesaria para que el proceso sea efectivo. Desde la aprobación del Estatuto Autonómico en 2016, no se ha logrado crear un proyecto de región coherente y estructurado. Esto se debe, en parte, a la ausencia de una visión clara sobre qué tipo de autonomía se deseaba implementar, y cómo esta debía articularse dentro del marco general del Estado boliviano.

La institucionalidad autonómica, clave para la implementación efectiva de la autonomía, ha sido débil y dispersa. No se ha logrado consolidar una administración pública eficiente capaz de gestionar de manera adecuada los recursos y tomar decisiones estratégicas a largo plazo. En lugar de ello, se ha dejado espacio a la improvisación, donde las autoridades locales parecen más enfocadas en resolver problemas inmediatos o coyunturales que en sentar las bases de un proyecto de desarrollo sustentable.

El proceso de descentralización ha evidenciado la incapacidad de las élites políticas para trabajar de forma coordinada y estable en la creación de una institucionalidad que permita al Gran Chaco avanzar de manera integral. Este vacío institucional ha favorecido el clientelismo político y la falta de rendición de cuentas, socavando las bases democráticas necesarias para una autonomía efectiva.

Las autoridades regionales no lograron articular una visión de desarrollo a largo plazo que fuera compartida por los diferentes actores sociales, políticos y económicos de la región. En lugar de ello, las iniciativas fueron fragmentadas y carecieron de coherencia.

2. Mal diseño estructural gubernamental institucional del Gobierno Regional: Uno de los grandes errores cometidos en el Estatuto Regional, fue el de copiar exactamente el viejo, pesado y burocrático modelo gubernativo de la Prefectura Departamental establecido en la Ley Nº 1654, de Descentralización Administrativa, y trasladarlo intacto a la Autonomía Regional cambiándole únicamente de nombre, cuando se debía aprovechar la oportunidad para crear un nuevo Modelo adecuado, funcional y eficiente. Paradójicamente, este diseño ha inviabilizada, obstaculizado y dificultado su implementación y consolidación. Este es el problema mayor.

3. Incompleta implementación del Estatuto Autonómico: La aprobación del Estatuto Autonómico Regional en 2016 fue un paso importante en el marco de la descentralización, pero la transferencia de competencias del Gobierno Departamental, no fue acompañada por su desarrollo normativo institucional legislativo de ampliación y expansión del estatuto, por lo tanto, de la Autonomía. Acompañado a eso, paradójicamente, la dependencia y sometimiento en todas las decisiones de las autoridades electas locales, al Gobierno Nacional.

4. Deficiencia en la construcción de la institucionalidad autonómica: El principal obstáculo ha sido la incapacidad para crear una institucionalidad autonómica sólida. Aunque el Estatuto Autonómico Regional fue aprobado en 2016, aún persisten vacíos normativos y falta de desarrollo institucional en cuanto a la estructura administrativa y organizativa que permita un manejo eficiente y autónomo de los recursos y competencias transferidas.

El proceso de descentralización no ha logrado garantizar una división clara de poderes, ni una adecuada implementación de las políticas públicas regionales. En este sentido, el Gran Chaco continúa dependiendo, en muchos aspectos, del Gobierno Central, lo que desvirtúa lesivamente el concepto de autonomía.

5. Dependencia económica del Gobierno Central: A pesar de la aprobación de la autonomía, los recursos económicos que llegan a la región chaqueña siguen siendo controlados en gran medida por el Gobierno Central. Esto ha generado una dependencia financiera que limita la capacidad de la Región para desarrollar proyectos propios, especialmente en áreas clave como infraestructura, salud y educación.

La autonomía fiscal, uno de los pilares de la autonomía política, sigue siendo una aspiración no cumplida en el Gran Chaco, donde los recursos aún son distribuidos desde el poder central con poca flexibilidad para adaptarlos a las necesidades locales.

6. El fracaso en la gestión de los recursos y el rentismo:  El Gran Chaco, al igual que muchas otras regiones productoras de recursos naturales en Bolivia, ha basado su economía principalmente en los ingresos derivados de las regalías de hidrocarburos. Sin embargo, la dependencia de estos recursos ha demostrado ser un arma de doble filo. Por un lado, las regalías representan una fuente importante de financiamiento para el Gobierno Regional, pero, por otro, esta fuente de ingresos ha creado una cultura rentista que ha frenado el desarrollo de una economía diversificada y ha restringido las iniciativas.

Las autoridades regionales, al centrarse exclusivamente en la administración de las regalías, han descuidado el impulso de sectores productivos que podrían contribuir al desarrollo económico sostenido, como la agricultura, la agroindustria, el turismo o la manufactura. Además, el rentismo ha alimentado prácticas clientelistas y corruptas, donde los recursos provenientes de las regalías no se han utilizado adecuadamente para el beneficio colectivo, sino que han sido objeto de malversación o de repartición en beneficio de un reducido grupo de actores políticos y empresariales. Este fenómeno ha creado un círculo vicioso en el que los recursos del Estado se destinan a proyectos ineficaces, llamados "elefantes blancos", que no aportan al desarrollo de la región.

La corrupción, alimentada por la falta de transparencia y de mecanismos de control efectivos, ha sido uno de los principales obstáculos en la implementación exitosa de la autonomía regional. La ausencia de un sistema de rendición de cuentas claro y accesible ha favorecido el uso discrecional de los recursos, sin que los beneficiarios de estos fondos vean mejoras significativas en la infraestructura, los servicios públicos o las oportunidades de empleo en la región.

Lamentablemente, las élites políticas de la región han demostrado un interés mayor en administrar los ingresos provenientes de estas regalías que en generar políticas que fomenten el desarrollo económico a largo plazo. El rentismo, basado en el aprovechamiento de los recursos naturales, ha generado una dependencia del flujo de las regalías, sin que estas se traduzcan en proyectos de inversión productiva o en la creación de un modelo económico más sostenible y diversificado.

En este contexto, las autoridades regionales han sido acusadas de utilizar estos recursos como una fuente fácil de enriquecimiento personal, favoreciendo proyectos ineficaces y mal gestionados, y dedicándose a la administración de los fondos sin una visión estratégica. En lugar de invertir en infraestructura productiva o en la creación de condiciones para el emprendimiento, se ha privilegiado el reparto de los recursos de manera clientelista.

7. Conflictos políticos internos y externos: La implementación de la Autonomía Regional ha estado marcada por tensiones políticas internas entre diferentes actores locales y externos. La fragmentación de la representación política en la región ha generado disputas sobre la conducción del proceso autonómico, lo que ha complicado la ejecución de políticas públicas y proyectos de desarrollo. Además, las relaciones con el Gobierno Central no siempre han sido fluidas, lo que ha generado una desconfianza mutua que ha afectado mucho el avance del proceso autonómico.

8. Ausencia de una estrategia de desarrollo regional: Uno de los grandes desafíos ha sido la falta de una estrategia clara de desarrollo regional que aproveche los recursos naturales y humanos del Gran Chaco de manera sostenible. A pesar de ser una región rica en recursos hidrocarburíferos, agrícolas y ganaderos, el Gran Chaco no ha logrado diversificar su economía ni desarrollar un modelo de gestión local de esos recursos que beneficie a su población. Las políticas económicas y sociales siguen siendo dictadas en gran medida por el gobierno central, sin una verdadera planificación desde la región.

9. Descentralización fiscal no lograda: A pesar de la riqueza de recursos naturales en el Gran Chaco, como el gas y el petróleo, la autonomía fiscal sigue siendo uno de los principales desafíos. El modelo autonómico propuesto en 2009 y consolidado en 2016 aspiraba a que la región pudiera manejar sus propios recursos de manera más eficiente y justa. Sin embargo, la administración de los ingresos derivados de la explotación de recursos sigue estando en gran parte en manos del Gobierno Central, que decide su distribución y uso. El sistema de coparticipación tributaria, aunque ha permitido la asignación de recursos a las ETAs, no ha sido suficiente para generar una verdadera autonomía económica. La falta de control sobre los ingresos generados en la región ha limitado las posibilidades de inversión y desarrollo local.

10.  Problemas de liderazgo visionario, cohesionador y estratégico, y gobernanza: La falta de cohesión política en el Gran Chaco ha sido otro de los obstáculos más importantes en el proceso autonómico. La Región se caracteriza por su diversidad cultural, social y política, lo que ha dificultado la creación de un proyecto común que aglutine a todos los sectores. La fragmentación política ha llevado a una competencia destructiva paralizante constante entre los actores locales, lo que ha generado confusión y debilitamiento de la gestión pública. Los conflictos entre autoridades regionales y el gobierno central, junto con disputas internas entre diferentes actores políticos, han obstaculizado la implementación de políticas públicas regionales.

La inexistencia de un liderazgo regional fuerte, estratégico y visionario, ha dificultado avanzar en el proceso de ampliación de la Autonomía Regional.

11.  Falta de institucionalidad y capacidad de gestión: La construcción de una institucionalidad autonómica sólida es un proceso lento y complejo. A pesar de que se han creado nuevas estructuras de Gobierno Regional, estas instituciones no han logrado consolidarse como verdaderos órganos autónomos con la capacidad de tomar decisiones estratégicas y ejecutar políticas públicas de manera eficiente. Muchos de los funcionarios encargados de la gestión autonómica carecen de experiencia en el ámbito de la administración pública, añadido a eso, la inestabilidad, por los cambios de autoridades, ha generado ineficiencia en la ejecución de proyectos. Además, la falta de un marco normativo claro en áreas clave, como la planificación del desarrollo económico, la gestión ambiental y la organización territorial, ha sumido a la región en una especie de parálisis administrativa.

12.  Corrupción y falta de rendición de cuentas: La corrupción ha sido otro factor que ha socavado la confianza en las instituciones autonómicas. El manejo de los recursos, tanto humanos como financieros, ha estado marcado por la opacidad, la falta de control y la ausencia de mecanismos de rendición de cuentas efectivos. Esta falta de transparencia ha generado desconfianza en las autoridades regionales y ha frenado la inversión tanto pública como privada en la región. La corrupción también ha contribuido a la falta de ejecución de proyectos clave que podrían haber mejorado la calidad de vida de los habitantes del Gran Chaco.

13.  La falta de una base productiva sostenible y diversificada. La gran oportunidad de la autonomía regional del Gran Chaco era la posibilidad de construir una economía diversificada y menos dependiente de los recursos naturales, pero este objetivo no se ha logrado. Si bien la Región cuenta con potenciales recursos en sectores como la agricultura, la ganadería, el turismo y la energía renovable, estos sectores no han sido suficientemente desarrollados.

El modelo económico basado en la explotación de recursos no renovables ha demostrado ser insostenible a largo plazo, ya que la dependencia de las regalías ha generado una economía vulnerada ante la fluctuación de los precios internacionales de los hidrocarburos. Esta falta de diversificación ha dejado al Gran Chaco expuesto a los vaivenes del mercado global y ha impedido la creación de una base productiva que permita la generación de riqueza sostenible y la creación de empleo de calidad.

Además, la escasa inversión en innovación y tecnología ha limitado la competitividad de la Región. El sector agrícola, a pesar de tener grandes posibilidades de crecimiento, sigue siendo mayormente tradicional y carece de las capacidades necesarias para transformarse en una industria competitiva a nivel nacional e internacional. Las políticas públicas en esta área han sido insuficientes para incentivar la adopción de nuevas tecnologías, prácticas agrícolas sostenibles o la formación de capacidades empresariales que favorezcan el emprendimiento.

Un aspecto fundamental para la sostenibilidad de la autonomía regional es la construcción de una base productiva que no dependa exclusivamente de las regalías de los hidrocarburos u otros recursos naturales. Sin embargo, en el Gran Chaco no se ha logrado avanzar en este sentido. La región sigue siendo un territorio dependiente de los ingresos provenientes de la extracción de recursos, sin una apuesta seria por la diversificación económica, la innovación y el fomento al emprendimiento.

El sector agrícola, pese a contar con un gran potencial, no ha sido adecuadamente apoyado con políticas de desarrollo efectivas. La falta de infraestructura adecuada, de capacitación y de acceso a mercados más amplios sigue limitando la capacidad productiva de los chaqueños. Asimismo, la Región carece de un enfoque serio hacia la innovación y la tecnología, elementos clave para garantizar el desarrollo económico en el siglo XXI.

14.  Impacto limitado en la calidad de vida de los chaqueños: La Autonomía Regional en el Gran Chaco, en lugar de mejorar las condiciones de vida de la población, ha perpetuado las desigualdades sociales y económicas que ya existían antes de su implementación. A pesar de los significativos ingresos derivados de las regalías, la región sigue enfrentando altos niveles de pobreza, especialmente en las zonas rurales. Las políticas públicas implementadas han tenido un impacto limitado en la mejora de la calidad de vida de la población, y las brechas en áreas como salud, educación, vivienda y acceso a servicios básicos continúan siendo una constante.

La falta de políticas públicas centradas en la inclusión social y el desarrollo humano ha contribuido a que la calidad de vida de los chaqueños no haya mejorado de manera sustancial. Las élites políticas, se han beneficiado del poder y los recursos generados por la autonomía, pero no se ha logrado revertir las condiciones de marginación que enfrentan amplios sectores de la población.

En términos de calidad de vida, el Gran Chaco ha avanzado poco. A pesar de los grandes ingresos generados por las regalías, la población no ha visto mejoras sustanciales en áreas clave como la salud, la educación, la infraestructura básica y el acceso a servicios públicos. La pobreza sigue siendo una de las principales características del Gran Chaco, especialmente en las áreas rurales. Los programas sociales no han logrado revertir este problema, y las políticas públicas se han centrado más en la distribución de recursos que en la implementación de un modelo de desarrollo inclusivo.

Las élites políticas, han logrado beneficiarse del proceso autonómico en términos de poder y recursos, pero la mejora en la calidad de vida de los chaqueños sigue siendo un objetivo lejano. La desigualdad social sigue siendo una constante, lo que resalta la desconexión entre las autoridades y las necesidades reales de la población.

15.  La perpetuación de una élite hegemónica: En el proceso autonómico del Gran Chaco, las élites políticas y económicas han logrado consolidar su poder, pero no han usado este poder para fomentar un cambio social inclusivo. La hegemonía de estas élites ha contribuido a que los beneficios del proceso autonómico no lleguen a las mayorías, sino a un grupo reducido que controla los recursos y las decisiones políticas.

Esta concentración de poder ha generado una falta de equidad en el acceso a los recursos y oportunidades. Las clases más desfavorecidas siguen estando excluidas de los procesos de toma de decisiones, y la política local se sigue basando en el control de los recursos más que en la construcción de un proyecto colectivo para toda la región.

Impacto del fracaso autonómico en la región

El fracaso del proceso autonómico ha tenido un impacto profundo en las condiciones de vida de los habitantes del Gran Chaco. A pesar de los avances legales y de la creación de nuevas estructuras de gobierno, las condiciones socioeconómicas de la región siguen siendo precarias. Los niveles de pobreza siguen siendo elevados, y el acceso a servicios básicos como la salud, la educación, el agua potable y la electricidad es limitado, especialmente en las áreas rurales y más alejadas.

Además, la falta de una planificación adecuada ha impedido que se aprovechen de manera eficiente los recursos naturales de la región. Las industrias extractivas, como la del gas y el petróleo, no han generado beneficios directos para las comunidades locales, y la falta de diversificación económica ha mantenido a la región en una situación de dependencia.

La autonomía, que en principio debería haber representado una oportunidad para un desarrollo sostenible y equitativo, se ha visto reducida a un marco legal vacío, incapaz de generar cambios sustantivos en la vida cotidiana de los habitantes del Gran Chaco.

Proyección futura y propuestas para el relanzamiento del proceso autonómico regional

El futuro del proceso autonómico en el Gran Chaco depende en gran medida de un cambio de enfoque. El modelo actual ha fracasado al centrarse en el gasto dispendioso de los recursos y el rentismo, sin promover el desarrollo de una base productiva sostenible y diversificada. Sin embargo, aún existen oportunidades para revertir este panorama.

A pesar de los fracasos evidentes del proceso autonómico en el Gran Chaco, el modelo sigue siendo un espacio potencial de transformación y desarrollo para la región, si se realiza un replanteamiento profundo.

Para que el proceso autonómico en el Gran Chaco sea realmente efectivo, es necesario adoptar una serie de medidas que fortalezcan tanto la autonomía política como económica, y que mejoren la gobernanza y la capacidad de gestión de los gobiernos regionales.

A continuación, propongo algunas ideas y acciones clave que podrían revitalizar y redirigir el proceso para proyectarlo hacia un futuro más prometedor:

1. Cumbre regional de autoridades políticas, sociales y académicas

Es fundamental organizar una cumbre amplia que reúna a autoridades políticas, líderes sociales, académicos y representantes de la sociedad civil. Este espacio debe estar orientado a revisar críticamente el proceso autonómico, evaluar los errores cometidos y consensuar propuestas para un relanzamiento del proyecto. La cumbre debe ser un espacio de diálogo abierto y sincero, que permita identificar las soluciones más adecuadas para superar las fallas institucionales, económicas y sociales del proceso.

Es urgente e impostergable convocar una gran cumbre de autoridades políticas, sociales y académicas para realizar un análisis profundo de la situación actual del proceso autonómico. Este espacio debe ser de diálogo y reflexión, donde se puedan discutir de manera honesta los fracasos y limitaciones del proceso, pero también las oportunidades y desafíos futuros. De esta cumbre podrían surgir propuestas concretas de reinvención y relanzamiento del proceso autonómico.

Para el éxito de este proceso culminante, sugiero la realización de precumbres en cada municipio, en el que se debatan una sola agenda temática.

2. Reforma del Estatuto Autonómico Regional:

El Estatuto Autonómico debe ser revisado y reformado estructuralmente para dar lugar a la construcción de un modelo orientado al desarrollo sostenido y diversificado del Gran Chaco, complementando las vocaciones productivas de los tres municipios.

Hay que definir las fuentes de financiamiento sostenible, y una definición de los objetivos del Gobierno Regional, modificando el catálogo competencial.

La creación de mecanismos claros de coordinación entre el gobierno regional, los Gobiernos Municipales, el Departamental y el Gobierno Central, es esencial para mantener relaciones constructivas y de apoyo, y así evitar el solapamientos de competencias y garantizar que la autoridad regional tengan realmente poder de decisión.

3. Rediseñar y reestructuración del modelo económico regional

Se debe abandonar el rentismo y la dependencia de las regalías para construir un modelo económico más diversificado. Esto incluye fortalecer sectores como el emprendimiento, la agricultura, la ganadería, la agroindustria, el turismo sostenible y las energías renovables. La creación de incentivos para la innovación, la inversión en infraestructura productiva y la formación de capacidades empresariales son esenciales para garantizar un crecimiento económico sostenible y inclusivo.

Es imprescindible abandonar el modelo económico rentista y trabajar en la construcción de una economía diversificada y sostenible. Esto implica incentivar sectores como la agricultura, la agroindustria, el turismo y las energías renovables, a través de políticas públicas que favorezcan la innovación, la capacitación y la inversión en infraestructura productiva.

4. Fortalecimiento de la institucionalidad regional

La institucionalidad debe ser replanteada desde sus cimientos. Es necesario crear una administración pública autónoma moderna, funcional, que sea capaz de gestionar de manera eficiente los recursos, establecer políticas públicas inclusivas y garantizar la rendición de cuentas. Esto implica la creación de un sistema de fiscalización eficiente, y la implementación de mecanismos de participación ciudadana para fortalecer la democracia local.

La creación de instituciones autónomas fuertes, capaces de gestionar eficientemente los recursos y de implementar políticas públicas de largo plazo, es una prioridad. La autonomía debe ser entendida no solo como la capacidad de gestionar recursos, sino también como la capacidad de planificar y ejecutar proyectos que mejoren la calidad de vida de la población chaqueña.

5. Generación de políticas públicas inclusivas

Las políticas públicas deben centrarse en mejorar la calidad de vida de la población, especialmente en áreas rurales y periféricas de las ciudades. Esto requiere un enfoque integral que incluya la mejora en las condiciones para la inversión de capital, los servicios básicos, la educación, la salud y la infraestructura de desarrollo. Asimismo, es necesario fomentar la participación activa de la ciudadanía en la formulación de políticas públicas, para garantizar que las decisiones respondan a las necesidades reales de la población.

6. Lucha contra la corrupción y fortalecimiento de la transparencia

La corrupción ha sido uno de los principales obstáculos para el éxito del proceso autonómico. Es necesario implementar reformas estructurales que fortalezcan los mecanismos de control, transparencia y rendición de cuentas, a fin de garantizar que los recursos públicos sean utilizados de manera eficiente y en beneficio de toda la población

Es necesario implementar medidas más estrictas de control y fiscalización de los recursos públicos. La lucha contra la corrupción debe ser una prioridad, para evitar que los recursos del Estado sean mal administrados o utilizados con fines personales. Se deben crear mecanismos de participación ciudadana que permitan a la población supervisar la gestión de los recursos.

7. Fortalecer la educación y la capacitación

Una de las claves para el futuro del Gran Chaco es invertir en educación y capacitación. Esto implica no solo mejorar la calidad de la educación básica, sino también fomentar la formación técnica y profesional en áreas clave para el desarrollo regional, como la agricultura, la ingeniería, el turismo y la tecnología, para el emprendimiento.

8. Fomento y promoción de la participación ciudadana activa

La autonomía debe ser un proceso inclusivo que involucre a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los más marginados. Es fundamental crear espacios de participación democrática donde la población pueda expresar sus opiniones, plantear propuestas y ejercer control sobre la gestión pública.

La autonomía no puede ser un proceso aislado de la población. Es esencial promover la participación activa de la sociedad civil en la toma de decisiones, mediante consultas populares, mecanismos de rendición de cuentas y espacios de participación en la gestión pública.

En la Ley Marco de Autonomías, hay una figura muy interesante que inexplicablemente no se ha incorporado en el Estatuto Regional, que es el CRES, el Consejo Regional Económico Social, que es un espacio para la participación de los sectores privados con los publico, para la planificación regional. Esta institución se debe mejorar y acondicionar a la realidad del Gran Chaco, para que se convierta en la usina del motor del desarrollo sostenible sustentable y diversificado.

9. Promoción de la cohesión social y política

La creación de un liderazgo regional unificado es fundamental para avanzar en la autonomía. Se debe fomentar el diálogo y la cooperación entre los distintos actores políticos, sociales y económicos de la región, para construir un proyecto común que favorezca el desarrollo del Gran Chaco y el bienestar de sus habitantes.

Para esto se requiere de un Proyecto de Región inclusivo y cohesionador, que articule a los tres municipios, en torno a una visión de desarrollo de mediano y largo plazo.

Urgente replanteamiento de la Autonomía Regional ¿Cuándo?

El proceso autonómico en el Gran Chaco ha enfrentado serios obstáculos por su mal diseño gubernativo en el Estatuto, que han impedido que se logren los objetivos para los cuales fue creado. Sin embargo, estoy convencido que a través de un serio replanteamiento profundo y estructural del modelo político, administrativo, económico, social, el fortalecimiento de las instituciones autonómicas, la mejora de la transparencia y la inclusión de la población en el proceso, es posible reencaminar reinventando la Autonomía Regional hacia un futuro más prometedor para todos los chaqueños.

Esta claro que el proceso autonómico en el Gran Chaco boliviano ha fracasado en cumplir sus objetivos más fundamentales, como el desarrollo económico sostenible, la mejora de la calidad de vida de la población y la creación de una institucionalidad autónoma sólida. Sin embargo, todavía es posible revertir esta situación mediante una profunda reestructuración del modelo económico y político. Para ello, es necesario un compromiso decidido y genuino de todos los actores políticos, sociales y económicos para poner en marcha un nuevo proceso autonómico que sea inclusivo, sostenible y verdaderamente transformador.

El proceso autonómico en el Gran Chaco boliviano es un ejemplo de la complejidad y los desafíos que implica la implementación de autonomías regionales en un contexto de descentralización del poder. Aunque la lucha por la autonomía fue una aspiración legítima y esperanzadora, el proceso no ha logrado materializarse de manera efectiva debido a la falta de institucionalidad, la dependencia económica y los conflictos políticos. En este sentido, el Gran Chaco necesita una reflexión profunda y un compromiso renovado con la autonomía regional, que pase de ser una promesa legal a una realidad tangible para sus habitantes.

La falta de implementación efectiva del estatuto, la debilidad institucional, la fragmentación política, el despilfarro por la ausencia de planificación estratégica, y los enormes problemas de corrupción han limitado los beneficios que la Autonomía Regional, han aportado de manera importante a su fracaso, por lo que hay que poner la mirada en estos aspectos. Sin embargo, creo que, con una reforma integral del proceso y un fuerte compromiso de las autoridades locales, el Gran Chaco aún puede avanzar hacia un modelo de autogobierno que verdaderamente favorezca el bienestar de su población y promueva un desarrollo sostenible y equitativo.

¿Cuándo?, lo más antes posible.

 

Yacuiba, 3 de diciembre de 2024

 

 

 

 

 

 

 

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Yacuiba – Gran Chaco – Bolivia



[1] Es especialista, Estratega y Asesor en Gestión Pública, Gobierno, Imagen, Media Training y Comunicación Política.

[2] Muchacho hábil, sagaz, adiestrado, valiente, inteligente y buen conocedor de los caminos, que, montado en la marucha o yegua madrina, guía por un camino escarpado y accidentado a una manada de ganado caballar o vacuno, que es trasladado de un lugar a otro con condiciones mejores para los animales. Es el responsable del animal que hace de cabeza y guía en el arreo de traslado, sea montado sobre él o llevándolo de tiro.

Esta práctica casi ha desaparecido por completo, con la mejora considerable de condiciones de pastoreo, caminos y comunicación, por lo que ya no es necesario movilizar a la tropa de esa forma.

[3] Liberal, libertario, minarquista.

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