El dedo en la llaga
| ESTEBAN FARFÁN
ROMERO
Festipesca
ESTEBAN
FARFÁN ROMERO
E-Mail: efarfan@granchaco.com.bo
“Al
pueblo pan y circo. El pueblo comido y entretenido no piensa”. Aforismo popular
Hoy comienza el Festipesca en Villamontes
(Festival Internacional de la Pesca), un festival que comenzó el año 1987 por
iniciativa de varias instituciones y personalidades locales que buscaban
posicionar la benemérita ciudad a nivel nacional, y promocionar el turismo. Villamontes
tiene muchos atractivos para hacer turismo, pero pocas ideas creativas y nada
de voluntad de trabajo. Muchas autoridades políticas nacionales apoyaron la decisión,
incluso muchas de ellas asistían a los festivales. Ministros, diputados,
senadores, embajadores, gente con mucho poder. Artistas muy reconocidos. Yo era
un niño, pero recuerdo muy bien esas noches frías en las que junto a mi madre y
hermana disfrutábamos de un espectáculo de primer nivel.
En esos años arribaba mucho sábalo por el Rio
Pilcomayo, y los cardúmenes movían la economía, todos se beneficiaban de forma
directa. Todos esperaban con ansias e impaciencia la llegada de los visitantes que
traían bienestar a todos. Eran otros tiempos. Tiempos idos, tiempos perdidos.
Tiempos abusados.
Después el festival ha sufrido una serie de
interrupciones por la falta de planificación en la organización. La improvisación
ha hecho insostenible la realización consecutiva de dicha actividad que originalmente
no solo se reducía al festival nochero, sino al concurso de pesca del
escurridizo dorado, surubí, bagre, palometa, e incluso bogas. Muchos
argentinos, paraguayos, tarijeños, cruceños participaban del reñido concurso.
Una verdadera fiesta en el día y en la noche.
El festival de la pesca no tuvo la suerte del
Festifron (de Yacuiba) que cuenta por Ley con 40.000 dólares para su realización
(Ley 3088), pues se realiza con apoyos particulares comandados por el Gobierno Municipal.
Pero el virus de la improvisación que poseen todas nuestras autoridades ha
hecho inconsecuente su realización. Desde 1987, nunca se ha realizado de manera
consecutiva por la falta de una estructura despolitizada y autónoma que se
ocupe de la organización con suficiente tiempo con objetivos claros.
Desde que ha tenido el financiamiento de 40.000 dólares
de las regalías, el Festifrón solo sirve para que unos cuantos vivos se embolsillen
los recursos, presentando descaradamente perdidas o “haciendo perder”
computadoras en la que estaban supuestamente los informes contables. Otros desaparecieron
con los recursos y todo quedo en la impunidad con la complicidad de las autoridades
políticas.
Así como el Festifrón, el Festipesca estuvo supeditado
a los arranques y voluntades políticas de las autoridades políticas de turno,
lo que ha hecho que estos eventos se reduzcan únicamente a los espectáculos, ubicando
en lugar secundario otras dinámicas muy importantes del turismo y movimientos económicos.
No hay programas culturales, deportivos, económicos, de esparcimiento, vernaculares,
etc.
Siempre dije que deberíamos aprender de la Expocruz
de Santa Cruz, del Festival de Cosquín de la Argentina, de Viña del Mar de
Chile. Muchas veces he sugerido la creación de gerencias de estos eventos y que
desde el otro día de concluido el evento, se comience con la organización para
el próximo año, soterrando la improvisación. Que este comité aprenda de las experiencias
de otros, succionando las rutinas de los que llevan organizando muchas versiones.
Los gobiernos municipales no tienen programas de
turismo serios, en el que los diversos sectores privados participen de forma
activa, haciéndose cargo de dichos eventos con el tiempo. Este tipo de eventos
no solo debe beneficiar a los artistas, sino mover/promover la economía local
por medio de políticas públicas organizadas.
Estos eventos no solo deben servir para el espectáculo
y el consumo desmedido de bebidas alcohólicas en los recitales, las carpas y
las calles. Se confunde cultura con una promoción descarada del alcoholismo. Da
la impresión que a las autoridades solo les interesa el fulgor del espectáculo,
la publicidad de los artistas que les permite mostrarse/exponerse. Parece que la
locución latina “panem et circenses” (literalmente
pan y juegos del circo), pan y circo, aunque nada de pan, pero si circo, es el
objetivo de nuestros políticos. Los esplendorosos y refulgentes espectáculos artísticos
no deben ser el fin y objetivo único, sino un complemento a otras actividades importantes
que beneficien a sectores estratégicos de influencia positivas de nuestras
sociedades. Pero aquí es al revés, se enfatiza únicamente en el espectáculo, y
otras actividades económicas muy importantes hacen de relleno del programa. Debe
y tiene que ser al revés, como ocurre en otras partes donde tienen autoridades un
poquito más inteligentes.
Cuando la gente visita Yacuiba por alguno de
estos ruidosos festivales, en el día los turistas no tienen opciones para
consumir su tiempo de visita por lo que se pierden oportunidades valiosas que deberían
ser aprovechadas muy bien con inteligencia y un poquito de creatividad.
Nuestros políticos solo piensan en el circo, en
el espectáculo, en el rédito político que les reporta aparecer a lado del Chaqueño
Palavecino, de Américo, los Kjarkas, etc. Algunos se animan a hacer el ridículo
cantando desafinado. Unito de ellos con una copitas demás, hizo algo grotesco cantando
con el Chaqueño Palavenico en una serenata.
Nuestros políticos solo piensan en el momento, en
adormecer a la sociedad con el espectáculo y no en resolver los problemas de
las colectividades. (Yacuiba 18/05/12).
ESTEBAN FARFÁN ROMERO, es periodista, analista político y docente.
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