EL DEDO EN LA LLAGA
La Encarnación de Torquemada
AUTONOMÍA DE VERDAD: El cuestionamiento permanente no fue a la autonomía, sino a la cualidad de la misma. Se ha demostrado que la autonomía regional es restringida. |
El día jueves pasado, el diosecillo (de barrio) en
decadencia, sacó la lengua a pasear (de
nuevo) por el lapso de dos hora 15 minutos (sin preguntas) en por una Radio
local, y el 80% del tiempo ocupó para aludirme hilando dicterios e insolencias
de todo pelaje en contra mía. ¿Tan importante soy como para que se ocupe al
grado de obsesionarse conmigo el cacique?
Me considero una persona simple y corriente, por lo
que me parece sobre exagerado y desmedido que se me atribuya poderes especiales
decisorios
Como siempre, todo gira en usar el viejo truco de
los populistas demagogos de la mitomanía, para retener el poder político que
les sirve como modo de vía para enriquecerse.
Como todo chulo destemplado, usa el insulto fino y los chascarrillos
verbeneros para desacreditar, deshonrar, mancillar a los que no se le
arrodillan para adorarlo como aquel becerro de oro del Éxodo.
El diosecillo aparece ahora como la encarnación del
tristemente celebre cardenal Torquemada, decidiendo en su arbitrio quién debe
ser guillotinado. Sólo le falta redactar el reglamento común a aplicarse a los
que se atrevan a sacar la cabeza sin su anuencia. Se cree dueño de la historia,
señor del proceso, propietario de los hechos por lo que le irrita a rabiar que
se diga la verdad. La autonomía, como todos los procesos históricos no tienen
dueño, no le pertenece a una persona, sino al mismo pueblo. Ese complejo
adámico que tienen los demagogos de los que advertía con febrilidad e inquietud
Platón, éstos nos quieren hacer creer que la historia comienza y termina con
ellos.
No necesito mostrar credenciales de mi militancia y
adscripción cognoscitiva autonómica, porque pruebas palmarias y objetivas
sobran.
Por ahora es todo. No voy a responder al diosecillo
de barro.
En una ocasión un zafio muy parecido al diosecillo
insultó a Sócrates, éste se volteó y dijo “¿Acaso si me hubiera dado una coz un
asno, me enfrentaría a él?”
Esteban Farfán Romero
Militante de la autonomía (la verdadera)
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